Iseo: Sobre la herencia de Apolodoro

Los hermanos Éupolis, Mnesón y Trasilo habían heredado de su padre una gran fortuna. El segundo murió sin descendencia, mientras que Apolodoro, hijo de Trasilo, quedó a la muerte de su padre bajo la tutela de su tío Éupolis. Éste, aprovechándose, privó a Apolodoro de la mitad correspondiente de la fortuna de Mnesón y malversó su patrimonio. Al casarse de nuevo la madre de Apolodoro, su esposo, Arquedamo, ayudó al muchacho en su mayoría de edad a litigar por sus derechos, logrando la condena de Éupolis en dos juicios: en uno recibió la parte heredada de Mnesón; y tres talentos como indemnización en el otro.

Tiempo después, cuando Apolodoro perdió a su único hijo, decidió adoptar a su sobrino, Trasilo (II), hijo de su hermanastra (tenida por su madre de Arquedamo). Lo inscribió así en su génos y en su fratría, pero murió antes de poder inscribirlo en el registro del demo. Sin embargo, los miembros del demo, conociendo estos hechos, inscribieron a Trasilo (II) a pesar de las protestas de la familia de Éupolis.

Una hija de éste (y por tanto prima de Apolodoro), reclamó la adjudicación de la herencia, considerando que la adopción no se había completado. Trasilo (II) pronuncia para este juicio el discurso que nos ocupa.


Tras llamar la atención sobre la inconveniencia de reclamar una adopción hecha en vida y justificar el procedimiento legal escogido, el orador expone en un clarificador resumen todos los antecedentes del caso. Al mismo tiempo, entrelazados con los hechos, aparecen sus argumentos: la enemistad de Apolodoro con su tío Éupolis y su amistad con Arquedamo justifican la adopción de Trasilo (II); la validez de la misma queda asegurada por los miembros del demo de Apolodoro, conocedores de la voluntad del difunto; validez confirmada por la actitud de otros familiares de Éupolis, pues Trasibulo (hijo de otra hija de Éupolis) no reclama nada y da por válida la adopción. Como es habitual, se comparan las bondades personales y la generosidad cívica de Trasilo (II) y Apolodoro frente a la perversidad de sus adversarios.

Es difícil fechar con exactitud este discurso. Como se menciona el sistema de sinmorías, sería posterior a esta reforma de la trierarquía (de la que no se tiene constancia hasta 357-356 aC). Se alude también a una fiesta ateniense celebrada en Delfos; si el discurso se hubiese celebrado en un año pítico, nos situaría en 354-353 aC o 350-349 aC. En general, los estudios se quedan con la fecha de 355 aC.

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