Iseo: Sobre la herencia de Cirón

Cirón se había casado dos veces. De su primera mujer, que murió enseguida, le había nacido una hija; de la segunda, hermana de Diocles y todavía viva, había tenido dos varones que murieron jóvenes. Cirón entregó a su única hija en matrimonio a Nausímenes de Colargo, y, muerto éste, volvió a casarla en un segundo matrimonio, del que nacieron dos hijos. A la muerte de Cirón reclaman su herencia dos demandantes que, ya ante el sepulcro, se disputan la fortuna: por un lado, su nieto, el hijo mayor de su única hija; por otro, su sobrino, hijo de su hermano.


Este discurso corresponde a la intervención del nieto de Cirón, que acusa a su adversario de estar al servicio de Diocles (cuñado del difunto por su segundo matrimonio). Según el orador, aunque el sobrino habría recibido ya la herencia de manos de la mujer de Cirón, es Diocles quien realmente la tiene en su poder, y ha sobornado al sobrino para que, a cambio de una cantidad ridícula, presente la demanda. Tras exponer esta sospecha, el orador expone los dos argumentos en los que se apoya su demanda: que su madre es hija legítima de Cirón, y que él tiene más derecho sobre la herencia.

El primero de estos argumentos es la respuesta a la acusación de sus adversarios en el sentido de que su madre era una cortesana extranjera. El orador presenta testimonios de que Cirón entregó en matrimonio y dotó a su hija; del comportamiento del difunto hacia él y su hermano (propio de un abuelo hacia sus nietos legítimos); de los actos de su padre (los que se esperan de un hombre hacia su esposa e hijos legítimos); del trato de las mujeres del demo a su madre (sólo posible con una ciudadana); y especialmente de la conducta de sus adversarios (la oposición a someter a tortura a los esclavos y su actitud durante el entierro de Cirón, reconocimiento implícito de su legitimidad).

La segunda parte del discurso trata de demostrar que el orador posee preferencia en el orden de sucesión. La discusión se centra en la interpretación de la ley correspondiente, en el sentido de que un descendiente, aunque sea por vía materna, posee prioridad sobre un pariente colateral, incluso por vía paterna.

La fecha del discurso es bastante insegura. Como el orador dice que nació después del arcontado de Euclides (403-402 aC), no podría participar en un proceso judicial antes del 383 aC. Por otra parte, que Demóstenes tuviera presente este discurso para componer los suyos contra sus tutores, lo sitúan con anterioridad al 363 aC. Dentro del largo período que nos ofrecen estos términos (383-363 aC), las cláusulas métricas usadas por Iseo nos situarían más cerca del último año.

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