Esquilo: Las Euménides

Se trata de la tragedia que cierra la trilogía llamada Orestea. El tema de Las Euménides se centra en el final de la cadena de muertes en el seno de la familia de Agamenón.

La tragedia se traslada en cierto modo a un plano divino. Sale de Argos, pasando a Delfos y Atenas. La Pitia, profetisa de Apolo, recita el prólogo: ve al suplicante Orestes rodeado por las Furias, que lo persiguen para darle castigo. Apolo le asegura protección, y le aconseja huir a Atenas para acogerse al amparo de Atenea y los jueces atenienses. La sombra de Clitemnestra incita a las Furias dormidas a perseguir al fugitivo. De este modo, Esquilo aumenta el papel de los actores, la acción dramática entre ellos.
No obstante, huye, pero no llegues a acobardarte, pues van a perseguirte por toda la dilatada tierra firme, cuando a zancadas recorras sin cesar el suelo que pisan las gentes errantes; y lo mismo, más allá del mar y por las ciudades que bañan las olas.
En el primer coral, las Furias echan en cara su actitud a Apolo, que las expulsa del lugar.
La escena cambia a Atenas, en cuya acrópolis ya se encuentra Orestes. Llega el coro lleno de amenazas, y aparece Atenea. Las Furias aceptan que dicte sentencia, y escucha a Orestes. Las Furias cantan de nuevo sus agravios.
Llega el juicio, con Apolo como testigo. Orestes insiste en la culpabilidad de Clitemnestra. Atenea hace elogio del tribunal fundado, el Areópago, que mantendrá la ley. Mientras se vota, Apolo y la Furia principal (la corifeo) repiten sus argumentos. Se produce un empate, resuelto a favor de Orestes por el 'voto de Atenea'. Apolo marcha, Orestes recita su gratitud, y el coro explota en reproches.
Establezco este tribunal insobornable, augusto, protector del país y siempre en vela por los que duermen.
Es decir, que más que absolución, hay un voto de gracia que corta la cadena de venganzas. Resta el enfrentamiento entre Atenea y el coro, que amenaza con sus poderes. La diosa, entre amenazas y halagos, logra persuadir a las Furias, que convertidas en Euménides, benévolas, recibirán un asiento en la acrópolis, honores y ritos. Así, estas antiguas diosas de la muerte y la fecundidad pondrán su lado bueno a favor de Atenas. La trilogía finaliza con una procesión que inicia el nuevo culto, con la conclusión de las bendiciones en honor de Atenas.

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