Platón: Introducción

Disponemos para este autor de una ingente bibliografía donde elegir. Esta enorme nómina de autores, aunque sea únicamente una muestra de lo existente, nos permitirá obtener una imagen lo más amplia posible de este influyente pensador. En concreto, hemos elegido los siguientes:

  • Para las cartas, la edición de Akal clásica que corre a cuenta de José B. Torres Guerra.
  • Para algunos diálogos, las ediciones de Alianza Editorial en su serie para los Clásicos de Grecia y Roma: Apología de Sócrates, Menón y Crátilo con traducción de Óscar Martínez García; Critón, El político y El sofista traducido por Francesc Casadesús; Ión, Timeo y Critias con traducción de José Mª Pérez Martel; y Parménides de la mano de Guillermo de Echandía.
  • Otros diálogos están editados por Gredos: el tomo con Gorgias, Menéxeno, Eutidemo, Menón y Crátilo, con el trabajo de J. Calonge, E. Acosta, F. J. Oliveri y J. L. Calvo; el tomo con Filebo, Timeo, Critias y las cartas de la mano de M. A. Durán, F. Lisi, J. Zaragoza y P. Gómez Cardó; el tomo con Fedón, El banquete y Fedro con traducciones respectivas de C. García Gual, M. Martínez Hernández y E. Lledó; y el Protágoras también de García Gual.
  • Para La república contamos con una envejecida edición de Espasa-Calpe, en su serie Colección Austral; tan vieja, de hecho (duodécima edición de 1975, mientras que la primera es de 1941), que ni siquiera incluye el nombre de quien realizara la traducción.
  • Para completar, las obras de las que no hemos encontrado edición física pueden obtenerse en la versión electrónica de la obra de Patricio Azcárate, en este enlace perteneciente a la página Filosofía en español.
Las fuentes biográficas más antiguas para este importante autor son sus cartas (sobre todo la número VII, la que con mayor probabilidad es auténtica), redactadas entre los siglos IV y II aC. Con posterioridad aparecen Sobre Platón y su doctrina, de Apuleyo (siglo II); el tercer libro de Vida de filósofos ilustres, de Diógenes Laercio (siglo III); los Comentarios al Alcibíades de Platón, de Olimpiodoro (siglo VI); unos Prolegómenos a la filosofía de Platón (anónimo del siglo VI); y el artículo correspondiente de la Suda (siglo X).

Platón nació en Atenas (o tal vez en la cercana isla de Egina) durante el arcontado de Diotimo (entre el verano del 428 aC y el verano del año siguiente). Fue llamado Aristocles, pero pasó a la posterioridad por su apodo («ancho»), debido a la amplitud de sus espaldas o a la de su frente. Estaba vinculado familiarmente a las esferas aristocráticas menos afines a la doctrina de Pericles, muerto el año anterior: su madre, Perictione, era hermana de Cármides y prima de Critias (uno de los Treinta); su padre, Aristón, era hijo de Aristocles, descendiente de Codro, último rey de Atenas. Platón contaba con tres hermanos: Adimanto, Glaucón y Potone (quien fue madre de Espeusipo, sucesor de su tío al frente de la Academia). Pero Aristón murió (seguramente, poco después del nacimiento de Platón), y su madre casó en segundas nupcias con Pirilampes, un rico ciudadano del círculo de Pericles, con quien tendría a Antifonte. El ambiente familiar, de todas formas, no sería demasiado bueno, porque Platón nunca fue un partidario de la familia como base de la sociedad.

La educación de Platón sería, seguramente, la normal entre las clases acomodadas de Atenas: una educación basada en el conocimiento de la música y la poesía tradicional. Si hacemos caso a las fuentes, Platón se dedicó en sus primeros años a la composición de poemas y tragedias, y participó en certámenes atléticos. Debió de despertarse en él tempranamente el interés por la filosofía, lo que le llevó a relacionarse con Crátilo, discípulo de Heráclito y quien después le pondría en contacto con Sócrates (en torno al 407 aC). La aspiración de Platón hacia la política se vería frenada por los desórdenes producidos por el régimen de los Treinta, y a su caída acogería con optimismo la restauración de la democracia, por más que su trasfondo familiar le hicieran contrario al mismo. Pero la injusticia cometida por los demócratas contra Sócrates (399 aC) le harían apartarse de la vida pública, aunque no abandonara sus aspiraciones por completo, y en su madurez escribiría obras fundamentales para la especulación política (República, Leyes).

Tras la muerte de Sócrates se retiró a Mégara, donde entró en contacto con Euclides. Regresó a Atenas poco después, y en el 395 o 394 aC debió de intervenir en la guerra de Corinto (395-387 aC). En esas mismas fechas inició la composición de sus primeros diálogos, aquellos que se encuentran bajo la influencia de las ideas socráticas. En el 388 aC Platón emprendió viaje a Italia para conocer a los pitagóricos, representados en aquel tiempo por Arquitas de Tarento, quien aunaba en su persona, conforme a las aspiraciones de Platón, al político y al filósofo. De Tarento pasó a Siracusa, donde fue recibido en la corte de Dionisio I, tirano desde dieciocho años atrás. Pero la actitud de Platón no sería excesivamente obsequiosa, y su visita habría acabado de forma un tanto tempestuosa. Otras noticias hacen a Platón viajar a Cirene, Egipto e incluso Persia e India.

Después de regresar a la capital del Ática, en 387 o 386 aC, Platón procedió a la fundación de la Academia, llamada así por establecerse en unos terrenos dedicados al héroe Academo. Esta decisión pudo estar inspirada en los círculos pitagóricos que acababa de conocer. Generalmente se la entiende como una institución de carácter educativo, como nuestras universidades, aunque también se ha visto en ella una asociación libre de filósofos y eruditos. En cualquier caso, distaba mucho de la enseñanza de tipo retórico que se practicaba entonces en Atenas. Allí desarrolló su actividad filosófica en los períodos de madurez y vejez, escribiendo las que quizá sean sus obras más conocidas, antes de visitar por segunda vez Sicilia.

Este viaje se produjo en el 367 aC, tras la muerte de Dionisio I y la sucesión por su hijo, Dionisio II. Fue Dión, tío de este nuevo tirano, el que llamó a la corte a Platón (quien habría despertado en él el gusto por la filosofía durante su primer viaje). Pero al poco de su llegada Dionisio II envió al exilio a su tío, y Platón debió pasar un tiempo en una suerte de arresto domiciliario. Logró regresar a Atenas sin sufrir ningún percance ni romper relaciones con Dioniso, bajo la promesa de regresar a Sicilia, tal y como hizo en un tercer viaje en el 361 aC. Esta vez le apoyaban Dionisio (interesado nuevamente por la filosofía) y Dión (creyendo que podría mediar por él ante su sobrino). Pero las inquietudes filosóficas del primero y las esperanzas del segundo se esfumarían con rapidez: Dionisio rompió con Platón y se incautó de los bienes de su tío, cerrando las negociaciones e incitando a Dión a la búsqueda de soluciones militares (que llegarían en 357 aC).

Platón volvió a Atenas merced a la intervención de Arquitas de Tarento. A su regreso, pasó sus últimos años dedicado a sus ocupaciones en la Academia y a la redacción de sus últimos diálogos, obras de carácter revisionista que abordan críticamente sus planteamientos anteriores y abandonando el idealismo político. Verbigracia, entre ellos destaca Leyes, programa político más pragmático que el propuesto en la República. Moriría en el 347 aC, con ochenta y un años a sus espaldas. La Academia se encargó de propagar sus ideas y conservar su abundante corpus, sobreviviendo hasta el 529 aC, cuando Justiniano la clausuró al considerar que iba en contra del cristianismo.

La vasta obra de Platón no puede fecharse con certeza, pero pueden formarse períodos de escritura. Éstos se definen a partir de criterios estilísticos y de líneas de pensamiento, con toda la inseguridad que ello conlleva. Es interesante observar cómo Platón nunca usaba personajes vivos en sus obras, y cómo no mostraba reparos en crear situaciones anacrónicas, al situar la narración de un diálogo años atrás, pero con la aparición de algunos sucesos ocurridos poco antes. De sus obras, tenemos un primer grupo donde encontramos una mayor influencia socrática, domina el interés por asuntos morales y se usa el método de la refutación: Apología de Sócrates, Critón, Lisis, Laques, Cármides, Eutifrón, ambos Hipias menorIónGorgiasProtágoras. Entre sus obras de madurez se encuentran las más famosas, que se centran en cuestiones metafísicas: Menón, Menéxeno, Eutidemo, Fedón, El banquete, RepúblicaCrátilo y Fedro. Y sus últimos diálogos, críticos con su pensamiento anterior, serían Parménides, TeetetoSofista, Político, Timeo, FileboLeyesCritias. Otras obras, como Alcibíades, Hiparco, y la mayoría de sus cartas, se consideran apócrifas. Una entrada se ocupa de esos diálogos dudosos. Éste es el orden en que las estudiaremos aquí, consideradas dentro de la cronología que hemos visto más arriba, y con un par de notas que permiten situarlas en el tiempo:
  • Apología de Sócrates. Suspuesto discurso de defensa de su maestro. Se escribiría poco después de los hechos, en el 399 aC.
  • Critón. Sobre el acatamiento de las leyes, incluso bajo la injusticia.
  • Lisis. Sobre la amistad.
  • Laques. Sobre el valor y la dificultad de definir la virtud.
  • Cármides. Sobre la sabiduría o, más bien, sobre lo que no es sabiduría.
  • Eutifrón. Sobre la piedad.
  • Hipias menor. Sobre la mentira, resaltando los erróneos planteamientos sofistas.
  • Ion. Sobre la inspiración poética. Datado entre 394 y 391 aC.
  • Protágoras. Sobre la sofística y la definición de virtud.
  • Hipias mayor. Sobre la belleza.
  • Primer viaje a Sicilia, en el 388 aC.
  • Fundación de la Academia, en el 387 o 386 aC.
  • Menón. Sobre la adquisición de la virtud.
  • Gorgias. Sobre los principios morales que conducen al bienestar político.
  • Eutidemo. Discusión entre la dialéctica y la erística. Escrito entre 388 y 385 aC.
  • Crátilo. Diálogo sobre la imposibilidad de llegar al conocimiento mediante el lenguaje. Fue escrito en algún momento entre 387 y 367 aC.
  • Fedón. Sobre la inmortalidad del alma.
  • El banquete. Sobre el amor. Escrito entre 384 y 379 aC, a pesar de que su acción transcurre en el 416 aC.
  • República (cuya lectura hemos dividido en dos: los libros I-V y los libros VI-X). Sobre lo justo y lo injusto, y el establecimiento de un Estado perfecto.
  • Menéxeno. Falso discurso fúnebre, con intención paródica. Posterior al 387 aC, aunque no demasiado, pues se nombra la paz de Antálcida.
  • Fedro. Diálogo de temática variada, que toma diversos discursos sobre el amor para realizar una crítica a la retórica sofista. Escrito probablemente hacia 370 aC.
  • Segundo viaje a Sicilia, en el 367 aC.
  • Parménides. Objeciones a la teoría de Ideas e hipótesis sobre el Uno.
  • Teeteto. Sobre la naturaleza del saber. Se escribió con posterioridad al 369 aC (pues se nombra una batalla en Corinto, de la que vuelve herido Teeteto). Además, hay una referencia a un diálogo entre Sócrates y Parménides, lo que indicaría su posterioridad con respecto a la obra anterior.
  • Sofista. Sobre la naturaleza del no ser y la apariencia, tomando la forma de un método de «caza» al sofista. Escrito entre 370 y 360 aC. Aparecen referencias al diálogo con Parménides y a la parte final del Teeteto.
  • Político. Se analiza el método filosófico por un triple camino, mientras se busca una definición del personaje político. Está bastante claro que continúa la obra anterior.
  • Tercer viaje a Sicilia, en el 361 aC.
  • Timeo. Sobre la creación del mundo y el hombre. Se realiza en él una recapitulación de lo tratado «el día anterior», coincidiendo con los temas centrales de La república. Así mismo, aparece un programa que anticipa la obra Critias.
  • Filebo. Sobre el placer y el intelecto, y su participación en una vida de bien.
  • Leyes. Dividida en dos lecturas: los libros I-V y los libros VI-XII. Obra de vejez. Se menciona una victoria de Siracusa sobre Locri, que podría referir la toma de esta última en 356 aC.
  • Las cartas VII y VIII, las que probablemente sean auténticas, fueron escritas en torno al 353 aC. En este punto es donde estudiamos todas las epístolas platónicas.
  • Critias. Sobre la organización de la Atenas primitiva y la Atlántida. Al estar incompleta, se piensa que  Platón podría haber estado trabajando en esta obra en el momento de su muerte.
  • Muere Platón, en el 347 aC.

Lisias: Contra Diogitón

Se trata de un amplio fragmento de un discurso forense conservado por Dionisio de Halicarnaso, y por tanto ejemplo de buen hacer retórico. Su fecha puede situarse en 401 o 400 aC. Falta la presentación de pruebas y el epílogo, lo que en total podría representar un tercio de lo conservado.

Es éste un caso de índole económica relacionado con la tutoría: en el Derecho ático los tutores gozaban de plena libertad para administrar los bienes que tenía encomendados, buscando el bien de sus tutelados; pero a menudo los tutores caían en la tentación de apropiarse indebidamente de estos bienes y no quedaba nadie que defendiera los intereses de los menores. Nos encontramos aquí con Diódoto y Diogitón, hermanos y herederos comunes, que decidieron mantener los bienes en la familia: Diódoto, enriquecido tempranamente con el comercio, casó con la hija de Diogitón y tuvo con ella dos hijos y una hija. Diódoto murió en la campaña de Trásilo en Samos, y Diogitón, que había sido nombrado tutor en el testamento, actuó con mala fe: ocultó a los niños la muerte de su padre durante un año, y vivió con ellos en el Pireo, recibiendo en forma de víveres los intereses de préstamos que allí había realizado Diódoto. Tras casar de nuevo a su hija, viuda de su hermano, con una dote inferior a la estipulada en el testamento, se trasladó con sus restantes sobrinos a la casa de Cólito, un buen barrio de Atenas. Pero los hermanos tuvieron que abandonar el lugar y trasladarse a la «casa de Fedro»; Diogitón había vuelto a casarse y había obtenido beneficios dando en préstamo el dinero y apropiándose del resto para criar a sus nuevos hijos. Los hermanos solicitaron la ayuda de su cuñado (la hermana se había casado) para llegar a un acuerdo con Diogitón; pero fracasadas las negociaciones el mayor de los hermanos incoa el proceso, cuya acusación lleva a cabo su cuñado.

En el exordio, breve e inteligente, el orador trata de moderar el sentimiento de los jueces, que en estos momentos debe de ser desfavorable (es casi un adolescente, y el acusado es un hombre maduro, más cercano a ellos). Insiste en dos puntos: sus intentos por llegar a un acuerdo amistoso y la gravedad del delito. La narración ocupa la mayor parte del resto del fragmento, y utiliza dramáticamente el argumento de una madre que se enfrenta a su propio padre en defensa de sus hijos. Pero no es sólo una referencia de pasada: el retrato de esta mujer anónima es uno de los más logrados de Lisias. El final de esta parte, uno de los mejores párrafos de la prosa ática, conseguiría reproducir en los jueces el mismo estado anímico que tendrían los asistentes a la escena entre padre e hija que acaba de relatar. Por último se presentan a grandes rasgos las cuentas abultadas de Diogitón, caracterizando al personaje por su avaricia e hipocresía y resaltando su mezquindad por la simple comparación con la mujer de la narración.

Lisias: Defensa por el asesinato de Eratóstenes

Este discurso está considerado como una pequeña obra maestra de la oratoria. Nunca se cuestionó su autenticidad, y precisamente se considera el mejor espécimen del estilo lisíaco. No se conoce su fecha de composición, pero la alusión al «restablecimiento de los poderes del Areópago» lo sitúan con posterioridad al 403 aC.

Se trata de una defensa en un proceso de homicidio, probablemente con premeditación, aunque no conocemos con exactitud la acusación, pues como es habitual sólo contamos con el discurso de una de las partes. Eufileto, ciudadano acomodado de Atenas y perteneciente a la clase de los propietarios, casado y con un hijo, tuvo el conocimiento de que su mujer lo engañaba con un galán llamado Eratóstenes. Un día, tras ponerse de acuerdo con su esclava, salió de casa en busca de testigos y regresó para encontrar a los adúlteros en la cama. Pese a los intentos de Eratóstenes de llegar a un acuerdo económico (como dictan las leyes del Estado), Eufileto le dió muerte allí mismo. Ésta es la versión del propio acusado, pero la familia de Eratóstenes se ha presentado con la versión de que Eufileto atrajo a la víctima a una trampa por medio de la esclava, con la intención de ventilar una antigua querella.

La estructura del discurso es modélica, con un equilibrio entre las cuatro partes que no suele ser común ni siquiera en Lisias: cuatro párrafos para el exordio, veinte para la narración, otros veinte para la demostración (con dos partes iguales) y cinco para el epílogo. En el exordio, conciso y directo, Eufileto se presenta no como un homicida, sino como un marido burlado, amplificando hasta la hipérbole la gravedad del adulterio. La narración, un relato subjetivo, incompleto y parcial de los hechos es ya en sí una hábil defensa al presentar al acusado como un hombre sencillo, inocente, buen esposo, que no tiene más remedio que salvar la honra. Comienza describiendo su matrimonio, adelantando la corrupción de su mujer; sigue un relato de la vida familiar y su inocencia para no advertir que está siendo engañado; aparece una celestina que le abre los ojos; la relación de los hechos se acelera hasta llegar a una descripción casi cinematográfica del crimen. Finalmente engarza con la argumentación negando las acusaciones sobre que preparara una trampa. Luego usa los testigos para demostrar que Eratóstenes reconoció su culpa, y luego aduce una de las viejas leyes de Dracón según la cual el que sorprende a un adúltero puede quitarle la vida impunemente. En la segunda parte de la demostración aduce pruebas débiles para rechazar que fue una trampa (el hecho de que invitó a un pariente a cenar), puesto que eso lo convertiría en un crimen premeditado, cuya pena sería capital; así como para demostrar que no tenía enemistad previa con la víctima (ya que no existió pleito alguno entre ambos). Finalmente, en el epílogo, sobrio pero firme, asocia su causa a la de todo el Estado y pide a los jueces que, si la ley que él ha cumplido es injusta, la cambien.
Y es que si no, concederéis a los adúlteros tal libertad que incluso incitaréis a los ladrones a que digan que son adúlteros, porque sabrán que, si aducen tal culpa contra sí y afirman entrar en las casas ajenas con este fin, nadie les pondrá la mano encima.

Lisias: En favor del inválido

Este discurso se enfrenta, con toda probabilidad, a la acusación de un particular con ocasión del escrutinio de un inválido. Respecto a este tipo de juicios de «examen», nos dice Aristóteles (en la Constitución de los atenienses) que hay, en efecto, una ley que dispone que los que poseen menos de tres minas y están impedidos físicamente de manera que no pueden realizar ningún trabajo, los examine el Consejo y se les conceda, a costa del fisco, dos óbolos diarios a cada uno como alimento.

El discurso revela una vez más la oculta maestría de Lisias, su artificiosa falta de arte. La obra es un notable ejemplo de etopeya (descripción del ethos de un personaje), un retrato magistral de una de las personas que pululaban por las calles de Atenas en los albores del IV aC: un inválido de edad mediana, tirando a anciano, apoyado en dos bastones (quizá para exagerar su invalidez), con un local cerca del ágora donde se congregan sus amigotes (gente con dinero adquirido no se sabe por qué medios). Simpático y dicharachero, pero un simple pícaro aprovechado desde la óptica del acusador.

Lleva ya varios años cobrando el subsidio, cuando se encuentra con alguien que objeta su examen (tal vez, otro truhán vengativo). Este acusador presenta tres objeciones: que no es inválido; que no carece de medios de vida al tener un oficio; y que es un sinvergüenza. Este tipo de juicio, que en la actualidad dirimiría una opinión médica, en Atenas debe resolverse, como siempre, con una pugna verbal para ver quién habla mejor ante los jueces. El inválido trata de desmontar las acusaciones a través de reducciones al absurdo, en ocasiones mediante el planteamiento de supuestos grotescos, como «si yo no fuera inválido podría entrar en el sorteo de los arcontes» o «si yo fuera rico, éste aceptaría un intercambio de bienes conmigo».
Poco me falta para estarle agradecido a mi acusador por haberme proporcionado este proceso. En efecto, si antes no tenía un pretexto para dar cuenta de mi vida, ahora lo he recibido gracias a éste.
Y es que sería extraño, consejeros, el que, cuando mi desgracia era simple, entonces se me viera recibir este dinero; y que, en cambio, me vea privado precisamente ahora que tengo encima a la vejez, las enfermedades y cuantas calamidades les acompañan.
Y es que los ricos pueden comprar con dinero el librarse de los procesos, mientras que los pobres, debido a su pobreza, se ven obligados a conducirse con moderación.

Lisias: Defensa por venalidad

Este discurso, con un implicado anónimo, está incompleto: constituye la continuación de la demostración y comprende la argumentación basada en el carácter del orador y de sus acusadores, las súplicas finales a los jueces y la peroración. Nos faltaría, por tanto, el exordio, la próthesis que expondría la naturaleza de los cargos y la exposición de las pruebas. Y así, han surgido dudas razonables sobre la naturaleza del proceso: una apographé contra un deudor del Estado, venalidad en el desempeño de una magistratura (aunque el orador es demasiado joven para ello), o bien un cargo doble de corrupción y robo en perjuicio del Estado.

Su calidad literaria tampoco permite grandes comparaciones: la parte central consiste en argumentos tópicos, como la conveniencia de no realizar confiscaciones en general para que los ciudadanos ricos puedan seguir contribuyendo. Si exceptuamos esto, y las consabidas apelaciones finales a los jueces, lo que nos queda es una enumeración de liturgias y aportaciones del acusado, que intentan mostrarnos a un hombre emprendedor y generoso, que no duda de gastar su dinero por el bien del Estado. Precisamente ese listado de gastos nos permite (al detenerse en el arcontado de Euclides) saber que el discurso no puede ser posterior al 403 o 402 aC.
Porque ya veis, jueces, que los ingresos del Estado son escasos e incluso éstos son arrebatados por quienes los tienen a su cargo.

Tucídides: Guerra del Peloponeso, libro VIII

Éstos son los contenidos de la quinta parte de la Historia de Tucídides, que narra Del fin del verano del año decimonoveno al verano del vigésimo primero de la Guerra del Peloponeso. Está centrado en la guerra en el Egeo y el Helesponto, la intervención persa y la inestabilidad política de Atenas. Entre paréntesis se incluyen los epígrafes que ocupan los diferentes títulos.



Fin del verano del año decimonoveno, año 413 aC (1).
- Atenas, consternada por la noticia del desastre de Sicilia, decide reaccionar (1).


Invierno del año decimonoveno, 413-412 aC (2-6).
- La reacción de los griegos (2).
- Expedición de Agis al Golfo Melíaco. Preparativos navales peloponesios (3).
- Preparativos atenienses (4).
- Se preparan las defecciones y comienza la intervención persa: Embajadas de Eubea y Lesbos ante Agis y de Quíos, Eritras y Tisafernes en Esparta (5).
- Farnabazo también envía embajadores a Esparta, pero ésta da prioridad a Quíos. Termina el decimonoveno año de guerra (6).


Vigésimo año de guerra, 412-411 aC (7-60).

 - La guerra se traslada al Egeo. Con la defección de Quíos comienzan las rebeliones en Jonia (7-14): Ante el apremio quiota, Esparta ordena el envío de una flota (7). Disposiciones peloponesias respecto a la flota. Los barcos cruzan el Istmo de Corinto (8). El retraso de los corintios facilita la reacción ateniense (9). Los atenienses acosan a la flota peloponesia y la atacan en Espireo. Muerte de Alcámenes (10). Bloqueo naval de Espireo. Las noticias desaniman a Esparta (11). Intervención de Alcibíades, que zarpa con las cinco naves de Calcideo rumbo a Jonia (12). Gilipo vuelve de Sicilia (13). Alcibíades y Calcideo provocan la rebelión de Quíos, Eritras y Clazómenas (14).

- La revuelta se extiende y Atenas reacciona. Primer tratado entre Esparta y Persia (15-28): Medidas atenienses para enfrentarse a la rebelión (15). Operaciones en la zona de Teos (16). Defección de Mileto (17). El primer tratado de alianza entre Esparta y Persia (18). Acciones de la flota de Quíos. Los atenienses apresan cuatro naves (19). Se rompe el bloqueo de Espireo. Acciones en Teos y Heras (20). Revolución democrática en Samos (21). Acciones quiotas y peloponesias. Defecciones en Lesbos por incitación quiota (22). Atenas reconduce la situación en Lesbos y en Clazómenas (23). Acciones en torno a Mileto y Quíos. Reflexión sobre Quíos (24). Atenas envía una nueva expedición. Victoria ateniense frente a Mileto (25). Llega una flota peloponesio-siciliota. Consejo de Alcibíades (26). Los atenienses se retiran a Samos por consejo de Frínico (27). Conquista de Yaso y apresamiento de Amorges por los peloponesios, que entregan la plaza y los prisioneros a Tisafernes. Termina el verano (28).

- Acciones diversas. Segundo tratado entre Esparta y Persia. Los atenienses se instalan en Quíos y Rodas se pasa a los peloponesios (29-44): Tisafernes en Mileto. Regateo respecto a la soldada (29). La flota ateniense se concentra en Samos (30). Acciones de Astíoco. De Quíos a Clazómenas (31). Desacuerdo entre Astíoco y Pedárito respecto a una propuesta de Lesbos (32). Astíoco rumbo a Mileto. El azar evita un encuentro en Córico. Astíoco y Pedárito en Eritras (33). La flota ateniense zarpa de Córico y, tras un accidentado encuentro con unidades quiotas, fondea en Lesbos (34). Acciones en la zona de Cnido (35). Situación del ejército peloponesio en Asia Menor. Segundo pacto entre Esparta y Persia (36-37). Desaparición de Terámenes. Los atenienses en Quíos (38). Una flota peloponesia llega a Cauno (39). Astíoco decide socorror a Quíos (40). Astíoco pospone la expedición de Quíos a la misión de escoltar la flota peloponesia de Cauno. Saqueo de Cos (41). Victoria peloponesia en la batalla naval de Sime (42). Desacuerdo entre los peloponesios y Tisafernes (43). Rodas se pasa a los peloponesios, que durante ochenta días interrumpen su actividad bélica frente a la flota ateniense de Samos (44).

- Alcibíades, consejero de Tisafernes. Se inicia en Samos el movimiento oligárquico ateniense (45-52): Alcibíades comienza a intrigar junto a Tisafernes. La soldada de los peloponesios (45). Alcibíades aconseja a Tisafernes respecto al futuro de la guerra y a su política con los griegos (46). Alcibíades se pone en contacto con Samos, donde se gesta el movimiento oligárquico ateniense (47). Se organiza el movimiento en contacto con Alcibíades. Oposición de Frínico (48). Los oligarcas deciden enviar a Pisandro a Atenas (49). Frínico delata a Alcibíades y es delatado por Astíoco (50). Maniobra de Frínico para anticiparse a Alcibíades. Fortificación de Samos (51). Alcibíades trabaja a Tisafernes, que desconfía de Esparta (52).

- La misión de Pisandro. Fracaso en la conferencia de los atenienses con Tisafernes. Tercer tratado entre Esparta y Persia (52-60): Pisandro presenta en Atenas las propuestas de los oligarcas (53). Atenas, convencida por Pisandro, lo envía a negociar y cesa a Frínico (54). Victorias atenienses en Rodas y Quíos. Muerte de Pedárito (55). Ruptura de las negociaciones entre los atenienses y Tisafernes (56). Tercer tratado entre Esparta y Persia (57-58). Preparativos de Tisafernes (59). Los beocios toman Oropo, la flota peloponesia regresa a Mileto y termina el invierno (60).


Verano del vigesimoprimer año de guerra, 411-410 aC (61-109).

- Acciones en Quíos y en el Helesponto (61-63.2): El espartiata Dercílidas enviado al Helesponto. Reacción quiota frente a los atenienses (61). Defección de Abido y Lámpsaco. Acciones del ateniense Estrombíquides en el Helesponto (62). Acción de Astíoco contra Samos (63).

- La revolución de los Cuatrocientos en Atenas (63.3-72): La democracia derrocada. El impulso del movimiento oligárquico de Samos (63). Pisandro va de nuevo a Atenas. Embajadas para derribar las democracias. Defección de Tasos (64). Derrocamiento de la democracia en ciudades aliadas. Los conjurados de Atenas eliminan a algunos adversarios y publican su programa (65). Terror y desconfianza en Atenas (66). Inusual reunión de la Asamblea en Colono. Se establece el régimen de los Cuatrocientos (67). Los cabecillas de la revolución (68). Los Cuatrocientos toman el poder (69). Medidas del nuevo gobierno (70). Intentos de negociación con Agis. Un ejército peloponesio frente a Atenas (71). Embajada a Samos (72).

- Contrarrevolución democrática en Samos (73-77): Fracasa en Samos la oligarquía de los Trescientos (73). La Páralos apresada en Atenas (74). Reacción en Samos ante las noticias de Atenas (75). El cuerpo expedicionario de Samos elige nuevos mandos y rompe con Atenas (76). La embajada de los Cuatrocientos se detiene en Delos (77).

- Las flotas de Samos y Mileto. Los atenienses de Samos llaman a Alcibíades (78-88): Descontento en la flota peloponesia de Mileto (78). Reacción de Astíoco y movimientos de las dos flotas (79). Envío de una flota peloponesia al Helesponto. Defección de Bizancio (80). En Samos se vota la repatriación de Alcibíades (81). Alcibíades, elegido estratego, va a negociar con Tisafernes (82). Malestar entre los peloponesios de Mileto, que desconfían de Tisafernes (83). Impopularidad de Astíoco. Los milesios se irritan con Licas (84). Míndaro releva a Astíoco (85). La embajada de los Cuatrocientos en Samos. Intervención de Alcibíades (86). Tisafernes y la flota fenicia. Viaje a Aspendo (87). Alcibíades viaja también a Aspendo (88).

- Caída de los Cuatrocientos. Batalla de Eretria. Establecimiento de los Cinco Mil (89-98): Crisis de la oligarquía en Atenas (89). Los oligarcas radicales envían una embajada a Esparta y fortifican Eetionea en el Pireo (90). Advertencias a Terámenes. La amenaza de los ultras (91). Discordia civil en Atenas. Asesinato de Frínico, rebelión de los hoplitas y demolición del muro del Pireo. Se exige la instauración de los Cinco Mil (92). Asamblea de los hoplitas. Conversaciones con los Cuatrocientos (93). Alarma en Atenas ante la proximidad de una flota peloponesia (94). Victoria peloponesia en Eretria. Atenas pierde Eubea (95). Pánico en Atenas. Esparta no aprovecha la coyuntura (96). Destitución de los Cuatrocientos e instauración de los Cinco Mil. Juicio sobre este régimen (97). Pisandro y otros oligarcas radicales se pasan al enemigo. Pérdida de Énoe. Con el fin de la oligarquía cesan las luchas civiles (98).

- Operaciones en el Helesponto. Victoria ateniense de Cinosema (99-109): Zarpa la flota peloponesia de Mileto rumbo al Helesponto (99). La flota ateniense de Samos también se dirige al Helesponto. Operaciones en Lesbos (100). La flota peloponesia de Míndaro llega al Helesponto (101). Movimientos navales en el Helesponto (102). La flota ateniense de Trasilo llega al Helesponto y en Eleunte se prepara para la batalla (103). Comienza la batalla de Cinosema (104). Victoria de la flota ateniense (105). La victoria infunde aliento a los atenienses (106). Los atenienses toman Cícico (107). Alcibíades de nuevo en Samos. Antandro expulsa a la guarnición persa con el apoyo de los peloponesios (108). Preocupación de Tisafernes, que decide acercarse a los peloponesios. En Éfeso ofrece un sacrificio a Ártemis (109).

Tucídides: Guerra del Peloponeso, libro VII

Éstos son los contenidos de la quinta parte de la Historia de Tucídides, que narra Del verano del año decimoctavo al verano del decimonoveno de la Guerra del Peloponeso. Entre paréntesis se incluyen los epígrafes que ocupan los diferentes títulos.


Continuación del año decimoctavo, 414-413 aC (1-18).

- Gilipo salva a Siracusa (1-7): Desembarco de Gilipo en Hímera, al norte de Sicilia (1). Gilipo y el corintio Góngilo llegan a una Siracusa en apuros (2). Ultimátum y primeros ataques de Gilipo. Toma de Lábdalo (3). Los siracusanos comienzan el tercer muro de contrabloqueo y los atenienses fortifican Plemirio (4). Gilipo es derrotado en un primer combate (5). Victoria de Gilipo. El tercer muro siracusano sobrepasa el muro ateniense (6). La flota corintia llega a Siracusa. Preparativos de Gilipo (7).

- La carta de Nicias (8-15): Nicias escribe a Atenas (8). Operaciones en Tracia (9). Llega a Atenas el mensaje de Nicias (10). El contenido de la carta de Nicias (11-15).

- Preparativos en Grecia (16-18): Medidas atenienses para socorrer al cuerpo expedicionario (16). Preparativos en Atenas y en Corinto (17). Preparativos lacedemonios y fin del decimoctavo año de guerra (18).


Inicio del decimonoveno año de guerra, verano del 413-412 aC (19-87).

- Actividad en Grecia (19-20): Invasión del Ática y fortificación de Decelia. Refuerzos peloponesios hacia Sicilia (19). Expedición ateniense al Peloponeso. Partida de la flota de Demóstenes rumbo a Sicilia (20).

- Sicilia. La caída de Plemirio (21-26): Los siracusanos se disponen a combatir por mar (21). Se entabla la batalla por tierra y por mar (22). Gilipo toma Plemirio, pero la flota siracusana es derrotada (23). Importancia de la toma de Plemirio (24). Diversas acciones tras la toma de Plemirio (25). Viaje de Demóstenes alrededor del Peloponeso (26).

- Los mercenarios tracios. Dificultades derivadas de Decelia (27-30): Inútil llegada de los mercenarios tracios. Digresión sobre las consecuencias de Decelia (27). Sigue la digresión. Resistencia de Atenas ante las dificultades. Penuria financiera (28). Regreso de los mercenarios. La matanza de Micaleso (29). Los tebanos expulsan a los tracios (30).

- Los refuerzos en camino (31-35): Actividad de los atenienses en la costa occidental de Grecia (31). Emboscada en Sicilia a los refuerzos siciliotas a Siracusa (32). Más ayuda siciliota a Siracusa. Los refuerzos atenienses llegan a Italia (33). Batalla naval entre los corintios y los atenienses de Naupacto (34). Los refuerzos atenienses llegan al territorio de Regio (35).

- Segunda batalla en el puerto de Siracusa (36-41): Disposiciones tácticas de los siracusanos (36). Los siracusanos inician el ataque por tierra y por mar (37). Primeras escaramuzas (38). Estratagema siracusana (39). La batalla naval. La táctica siracusana del ataque frontal con las proas reforzadas (40). Victoria siracusana (41).

- Llegada de los refuerzos atenienses. La batalla nocturna de las Epípolas (42-46): Demóstenes y Eurimedonte ante Siracusa. Planes de Demóstenes (42). Éxito inicial del ataque nocturno de Demóstenes. Contraataque beocio (43). Dificultades del historiador para obtener información sobre esta batalla. Derrota de los atenienses (44). Trofeos siracusanos (45). Optimismo siracusano tras la victoria. Acciones diplomáticas (46).

- Conferencia de los estrategos atenienses después de la derrota (47-49): Desmoralización ateniense. Demóstenes, partidario de la retirada (47). Nicias prefiere continuar (48). Triunfo de Nicias ante la segunda propuesta de Demóstenes. Los atenienses continúan en Siracusa (49).

- Un eclipse de luna retiene a los atenienses tras su cambio de opinión ante los preparativos de Siracusa (50).

- Tercera batalla por tierra y en el puerto de Siracusa (51-54): Decisión siracusana de no dar cuartel a los atenienses. Ataque por tierra (51). Error de Eurimedonte y victoria naval siracusana (52). Combates en torno al campamento naval ateniense (53). Trofeos en ambos bandos (54).

- La moral de ambos bandos. El catálogo (55-58): Abatimiento ateniense (55). Excitación de los siracusanos (56). Efectivos atenienses (57). Efectivos siracusanos (58).

- La última batalla en el Puerto Grande (59-71): Los siracusanos cierran la boca del puerto (59). Consejo de los mandos atenienses ante el peligro. Planes de evacuación (60). Arenga de Nicias (61-64). Preparativos siracusanos (65). Arenga a los siracusanos (66-68). Últimas exhortaciones de Nicias. La flota leva anclas (69). La gran batalla en el puerto (70). Las tropas de tierra contemplan la batalla naval. El descalabro ateniense (71).

- Después de la batalla (72-74): Los atenienses deciden retirarse por tierra (72). Estratagema de Hermócrates para retrasar la retirada (73). Preparativos para la retirada y anticipación siracusana (74).

- Retirada y destrucción del ejército ateniense de Sicilia (75-87): Un ejército humillado abandona el campamento (75). Nicias recorre las filas (76). Alocución de Nicias (77). Comienza la marcha. El penoso avance de los tres primeros días (78). Días cuarto y quinto. Los siracusanos cierran el paso a los atenienses (79). Cambio de ruta en la noche del quinto día. Nicias y Demóstenes se separan (80). Día sexto. Demóstenes es rodeado (81). Demóstenes capitula. Nicias llega al río Eríneo (82). Día séptimo. Al sur del Eríneo. Ultimátum a Nicias (83). Día octavo. La matanza del río Asínaro (84). Rendición de Nicias (85). Ejecución de Nicias y Demóstenes (86). La suerte de los prisioneros (87).

Lisias: Contra Eratóstenes

Es comúnmente aceptado que éste es el discurso más notable de Lisias. Es el único de los conservados que le atañe directamente, y constituye un valioso documento no sólo para iluminar un tanto su biografía, sino también la vida en Atenas durante el gobierno de los Treinta. De gran extensión, es además el más cuidado y pulido.

El discurso fue pronunciado seguramente durante el proceso de rendimiento de cuentas de Eratóstenes, después de que se firmaran los Pactos del Pireo y la amnistía general para los Treinta, y en ese breve tiempo en que Lisias fue ciudadano (ya que un simple meteco no hubiera podido intervenir en un proceso contra un ciudadano).

Éste es su contenido estructurado:

El exordio (1-3) se abre con una hipérbole/antítesis algo habitual, que relaciona la gravedad del asunto con la escasez de fuerzas del orador, así como con el escaso tiempo disponible para pronunciar el discurso. Otro tópico asocia a su causa a la ciudad entera, tratando de comprometer a los jueces con el asunto de los Treinta, que serán identificados con Eratóstenes.

Sigue la narración (4-21), en la que la descripción de los hechos (su detención y la de su hermano, y la muerte de éste) se entrelaza con juicios de valor y sucesos deducibles de la situación, pero difícilmente demostrables (incluyendo conversaciones de los Treinta y sus intenciones respecto a los metecos).

La demostración (22-98) está precedida por una corta transición (22-23), en la que plantea la acusación concreta contra Eratóstenes. Sigue un interrogatorio al acusado (24), cuyas respuestas constituyen la base argumentativa de esta primera parte (25-34): Eratóstenes admite que detuvo a Polemarco, sabiéndolo injusto pero actuando contra su voluntad. Lisias alega que no es creíble que los Treinta se lo ordenaran si de verdad se hubiera opuesto a ello; que es inaceptable que los Treinta aleguen que cumplen las órdenes de los Treinta; que pese a todo pudo salvarlo, pues halló a Polemarco en la calle; que se podría perdonar el caso si hubiera sido para salvar el pellejo (lo que no sucedía); y que las palabras del acusado no deben creerse, sino atendiendo a los hechos. Así que Eratóstenes deberá demostrar que no lo hizo, o que lo hizo con justicia, lo que acaba de negar.

Lisias se vuelve ahora a los jueces (35-36), temiendo su benevolencia o la influencia de los amigos del acusado, y les recuerda que el juicio sentará precedentes; y compara antitéticamente a los Treinta con los generales de las Arginusas (condenados a muerte a pesar de su victoria, por no haber recuperado los cadáveres del mar). Se retoma el estilo narrativo para relatar la vida de Eratóstenes (37-61), siempre enjuiciada subjetivamente y mezclando indiscriminadamente al acusado con el resto de los Treinta, usando a los testigos para ilustrar lo que va contando.
(...) es propio de las mismas personas el causar personalmente toda clase de daños y el aplaudir a hombres así.
La tercera parte de la demostración (62-78), anunciada previamente (en 51), trata de destruir las alegaciones que presumiblemente hará el acusado en su defensa, centrándose sobre todo en su amistad con Terámenes (cabeza de los moderados, condenado a muerte por los radicales). De ahí que se base en una demolición de esa figura idealizada, presentándola como a la de un arribista ambicioso y amoral, que apoyó la oligarquía en contra del bien de la ciudad.

La última parte (79-99) será una nueva apelación a los jueces en la que desaparece el motivo del proceso (la muerte de Polemarco) y plantea la causa como una ocasión para vengarse de los Treinta en la persona de Eratóstenes.
Por otra parte, merece la pena ver a sus testigos, quienes, declarando en su favor, se acusan a sí mismos.
El epílogo (99-100), célebre ya en la Antigüedad por su final asindético, opone el voto de los jueces frente al juicio de los muertos y de los dioses, cuyos templos habían sido destruidos y profanados.
Pondré fin a mi acusación. Habéis oído, visto, sufrido. Lo tenéis. Juzgadlo.

Tucídides: Guerra del Peloponeso, libro VI

Éstos son los contenidos de la quinta parte de la Historia de Tucídides, que narra Del invierno del año decimosexto al verano del decimoctavo de la Guerra del Peloponeso. Entre paréntesis se incluyen los epígrafes que ocupan los diferentes títulos.


Continuación del año decimosexto, invierno del 416-415 aC (1-7).
- Introducción: planes atenienses respecto a Sicilia (1).
- La colonización de Sicilia (2-5): Los pueblos bárbaros (2). Loas colonias griegas (3-5).
- Egesta solicita la ayuda de Atenas. Los pretextos y la verdadera causa (6).
- Operaciones en Grecia y Macedonia (7).


Año decimoséptimo, 415-414 aC (8-93).

- El proyecto de expedición a Sicilia en la Asamblea ateniense (8-26): La Asamblea decreta la expedición a Sicilia y nombra los estrategos. Debate sobre el proyecto (8). Discurso de Nicias (9-14). Alcibíades contra Nicias. La personalidad de Alcibíades (15). Discurso de Alcibíades (16-18). Entusiasmo de los atenienses por la expedición. Nuevo intento de disuasión por parte de Nicias (19). Segundo discurso de Nicias (20-23). Conclusión del debate. Efecto contrario del discurso de Nicias (24). Un ateniense interpela a Nicias (25). Plenos poderes para los estrategos y movilización del ejército (26).

- Mutilación de los hermes y parodia de los misterios. Acusaciones contra Alcibíades (27-29).

- La partida de la expedición (30-32.2): Concentración de aliados en Corcira. Despedida en el Pireo (30). Consideraciones sobre los efectivos y el coste de la expedición (31). Embarque, plegaria y libaciones. La flota zarpa del Pireo rumbo a Corcira (32).
Por su parte, los propios atenienses y algunos aliados que se encontraban en Atenas bajaron al Pireo en el día señalado, al alba, y se embarcaron para hacerse a la mar. Con ellos también bajó, por decirlo así, toda la restante población que se encontraba en la ciudad, ciudadanos y extranjeros; las gentes del país acompañaban cada cual a los suyos, unos a sus amigos, otros a sus parientes, otros a sus hijos; iban con esperanza pero sin dejar de lamentarse, pues pensaban en las tierras que conquistarían, pero, considerando cuán lejos de su patria les llevaría la travesía que emprendían, se preguntaban si volverían a ver a aquellos a quienes despedían.
- El debate de Siracusa (32.3-42): Discurso de Hermócrates (33-34). Reacciones al discurso de Hermócrates (35). Discurso de Atenágoras (36-40). Un general siracusano cierra el debate (41).

- Primeras singladuras de la expedición (42-44): Últimos preparativos en Corcira. Envío de tres naves exploradoras (42). La flota zarpa de Corcira. Efectivos del cuerpo expedicionario (43). La intendencia y el acompañamiento comercial de la expedición. La flota llega a Regio (44).

- Preparativos de los siracusanos (45).

- Primeros contratiempos. El engaño de Egesta. Deliberación de los estrategos atenienses (46-49): Explicación del engaño de Egesta (46). Opinión de Nicias (47). Opinión de Alcibíades (48). Opinión de Lámaco (49).

- Llegada a Sicilia. Primeros contactos (50-52): Triunfa el parecer de Alcibíades. Parte de la flota se dirige a Naxos, Catana y Siracusa. Proclama en el Puerto Grande (50). Los atenienses en Catana, que vota la alianza con Atenas (51). Camarina cierra sus puertas a sus atenienses (52).

- Alcibíades y los Pisistrátidas (53-61): Atenas llama a Alcibíades. La cuestión de los hermes y el miedo a la tiranía (53). Digresión sobre los Pisistrátidas (54-59). Atenas en el temor de una conspiración. De nuevo el asunto de los hermes (60). Sospechas contra Alcibíades. La Salaminia regresa sin él (61).

- Continúan los movimientos de la flota ateniense en Sicilia. Operaciones en la costa norte (62).

- Desembarco y victoria ateniense junto a Siracusa (63-71): Comienza el invierno. Preparativos en los dos campos (63). Estratagema de los estrategos atenienses (64). El ejército ateniense desembarca por sorpresa junto a Siracusa (65). Los atenienses organizan sus posiciones (66). Batalla de Olimpieo (67-71): Disposición de ambos ejércitos (67). Arenga de Nicias (68). Se inicia la batalla. Móviles y moral de ambos ejércitos (69). Victoria ateniense (70). Los atenienses deciden retirarse y volver a Catana (71).
Que cada uno tenga presente lo siguiente: estamos muy lejos de nuestra patria y no tenemos cerca ninguna tierra amiga, a no ser que vosotros la conquistéis combatiendo.
- Después de la batalla. Continúan los preparativos en los dos campos (72-75.2): Asamblea en Siracusa. Propuesta de Hermócrates (72). Los siracusanos aceptan la reorganización propuesta por Hermócrates. Envío de embajadores al Peloponeso (73). Intento ateniense contra Mesene. Campamento de invierno en Naxos. Petición de refuerzos a Atenas (74). Los siracusanos refuerzan sus fortificaciones y hacen una expedición de castigo contra Catana (75).

- Las negociaciones de Camarina (75.3-88.2): Los atenienses y los siracusanos envían embajadores (75). Discurso de Hermócrates (76-81). Discurso de Eufemo (82-87). Decisión de Camarina (88).

- Más preparativos y negociaciones de invierno en ambos bandos. Siracusanos y corintios coinciden con Alcibíades en Esparta (88).

- Alcibíades en Esparta (89-93): Discurso de Alcibíades ante la Asamblea de Esparta (89-92). Consecuencias del discurso de Alcibíades. Acaba el año decimoséptimo (93).
El auténtico patriota no es el que no va contra su ciudad después de haberla perdido injustamente, sino aquel que, impulsado por su anhelo, trata de recuperarla por todos los medios.

Inicio del año decimoctavo, 414-413 aC (94-105).
- Primeras operaciones de primavera en Sicilia (94).
- Sucesos en el Peloponeso y en Beocia (95).
- Operaciones en Siracusa anteriores a la llegada de Gilipo (96-103): Proyecto siracusano respecto a las Epípolas (96). Los atenienses ocupan por sorpresa las Epípolas y vencen a los siracusanos en una batalla (97). Los atenienses construyen el fuerte circular en Sica y obtienen una nueva victoria (98). Obras de circunvalación atenienses y primer muro de contrabloqueo siracusano (99). Victoria ateniense y destrucción del primer muro de contrabloqueo (100). Segundo intento de contrabloqueo siracusano y nueva victoria ateniense. Muerte de Lámaco (101). Tras una reacción, el ejército siracusano ha de encerrarse en su ciudad. La flota ateniense entra en el Puerto Grande (102). Éxito ateniense y desánimo en Siracusa (103).
- Gilipo llega a Tarento (104).
- La guerra en Grecia. Los  lacedemonios invaden Argólide y los atenienses saquean las costas de Laconia (105).

Tucídides: Guerra del Peloponeso, libro V

Éstos son los contenidos de la quinta parte de la Historia de Tucídides, que narra Del año décimo al invierno del decimosexto de la Guerra del Peloponeso. Entre paréntesis se incluyen los epígrafes que ocupan los diferentes títulos.


Décimo año de guerra y Paz de Nicias, 422-421 aC (1-24).
- Fin del armisticio. Los atenienses expulsan de Delos a los delios (1).
- Cleón y Brásidas en la costa tracia (2-3): Cleón llega a Escione y Torone (2). Los atenienses toman Torone (3).
- Sicilia de nuevo (4-5): Embajada de Féax (4). Féax regresa a Atenas. Negociaciones en Italia y acuerdo con los locros (5).
- Campaña de Cleón contra Anfípolis (6-12): Cleón se prepara en Eyón y Brásidas se apresta para la defensa (6). Cleón, presionado por sus hombres, se pone en marcha (7). Estratagema de Brásidas (8). Discurso de Brásidas (9). Derrota ateniense. Muerte de Cleón y Brásidas, los adversarios de la paz (10). Funerales de Brásidas. Anfípolis honra su memoria (11). Tropas de refuerzo lacedemonias de camino hacia Tracia. Finaliza el verano de 422 aC (12).
Son tres las virtudes que se requieren para combatir con éxito: la resolución, el sentimiento del honor y la obediencia a los jefes.
- La Paz de Nicias y el fin de la primera parte de la guerra (13-24): Hacia la paz. Regreso de las tropas de refuerzo lacedemonias. Esparta a favor de la paz (13). Razones de ambos bandos para negociar la paz (14-15). Nicias y Plistoanacte, partidarios de la paz (16). Últimas negociaciones. Se acuerda la paz (17). Cláusulas del tratado (18). Fecha y signatarios (19). Duración de la primera parte de la guerra. Cronología de Tucídides (20). Los lacedemonios devuelven los prisioneros atenienses, pero no consiguen que se cumpla su orden de restituir Anfípolis (21). Oposición al tratado por parte de algunos aliados de Esparta. Ésta, por temor a Argos, negocia una alianza con Atenas (22). Texto de la alianza entre Atenas y Esparta (23). Los signatarios. Devolución de los prisioneros de Esfacteria y fin de los diez años de guerra (24).

Año undécimo, 421-420 aC (25-39).
- Segunda introducción. De la paz inestable a la guerra declarada (25).
- Tucídides, autor de la Historia, su método y su situación durante la guerra. Consideraciones sobre la duración de la misma (26).
- La diplomacia en acción. Los peloponesios descontentos se unen a Argos (27-31): Sugerencias de los corintios a Argos (27). Argos acepta la propuesta corintia (28). Mantinea es la primera en aliarse con Argos (29). Corinto rechaza la protesta de Esparta (30). Eleos, corintios y calcideos de Tracia se alían con Argos (31).
- Diversos hechos de guerra y actividad diplomática (32): Toma de Escione. Reinstalación de los delios. Guerra entre focenses y locros. Tegea no quiere romper con Esparta. Corinto y los beocios.
- Expedición lacedemonia a Arcadia: Esparta declara la independencia de los parrasios, vasallos de Mantinea (33).
- Esparta liberta a los hilotas que habían servido con Brásidas y despoja de sus derechos a los espartiatas de Esfacteria (34).
- Atenas pierde Tiso y no consigue recuperar Anfípolis y Panacto, pero retira de Pilos a mesenios e hilotas. Se mantienen las relaciones entre Atenas y Esparta a pesar de los incumplimientos (35).
- El invierno. Cambio político en Esparta y actividad diplomática de los nuevos éforos (36-38): Intrigas de Cleobulo y Jénares tendentes a consolidar la situación de Esparta en el Peloponeso (36). Propuesta argiva coincidente con los planes de los éforos. Los beotarcas son informados de las propuestas de Esparta y de Argos (37). El proyecto se frustra por la oposición de los Consejos de los beocios (38).
- Atenas pierde Meciberna. Alianza particular entre Esparta y los beocios. Demolición de Panacto y fin del undécimo año de guerra (39).

Año duodécimo, 420-419 aC (40-51).
- Continúan los problemas y la actividad diplomática (40-46): Argos, inquieta, envía embajadores a Esparta (40). Conversaciones entre Argos y Esparta (41). Tirantez entre Atenas y Esparta (42). Intervención de Alcibíades, partidario de la alianza con Argos (43). Embajadores de Argos y Esparta en Atenas (44). Maniobra de Alcibíades contra Esparta y la política de Nicias (45). Fracasa la embajada enviada a Esparta a propuesta de Nicias. Atenas concierta una alianza con Argos (46).
- Tratado entre Atenas y Argos, Mantinea y Élide (47). Corinto no se adhiere a la nueva alianza (48).
- Los Juegos Olímpicos del 420 aC. Conflicto entre Élide y Esparta (49). Sigue la tensión hasta el final de los Juegos. Conferencia de Corinto y fin del verano (50).
- Combates en Heraclea de Traquinia y fin del año duodécimo (51).

Año decimotercero, 419-418 aC (52-56).
- Los beocios suplantan a los lacedemonios en Heraclea. Alcibíades en el Peloponeso (52).
- Guerra entre Argos y Epidauro (53-56): Los motivos del conflicto (53). Se suspende una expedición lacedemonia. Argos invade Epidauro (54). Reunión en Mantinea. Movimientos de tropas. Argos se retira de Epidauro (55). Esparta consigue enviar tropas a Epidauro. Argos se queja ante Atenas. Acaba el año decimotercero (56).

Año decimocuarto, 418-417 aC (57-81).
- Expedición lacedemonia contra Argos (57-59): Concentración en Fliunte (57). Movimientos de los dos ejércitos (58). En la llanura de Argos se prepara la batalla. Propuesta de dos ciudadanos argivos (59).
- La tregua de cuatro meses (60-62): Se concluye la tregua y Agis retira el ejército. Críticas en ambos bandos (60). Los refuerzos atenienses llegan a Argos y se reanudan las hostilidades. Capitulación de Orcómeno de Arcadia (61). Desacuerdo de los eleos y planes contra Tegea (62).
- Campaña y batalla de Mantinea (63-74): Indignación de los lacedemonios contra Agis (63). Los lacedemonios envían una expedición de socorro a Tegea e invaden Mantinea (64). Movimientos de los dos ejércitos. Estratagema de Agis (65). Los lacedemonios se encuentran inesperadamente con el enemigo. Organización del ejército lacedemonio (66). Los dos ejércitos en orden de batalla (67). Estimación de los efectivos (68). Arengas y actitud de los contendientes ante la batalla (69). Al ataque (70). Tácticas y movimientos. Agis ordena reforzar su ala derecha (71). La batalla. Los lacedemonios, a pesar de la derrota inicial en su ala izquierda, se imponen en los otros sectores (72). Victoria lacedemonia (73). Balance de la batalla de Mantinea (74).
- Esparta recupera su prestigio. Los epidaurios invaden Argólide y los argivos y sus aliados marchan contra Epidauro (75).
- El invierno del año decimocuarto. Tratado de paz y alianza entre Esparta y Argos (76-81): Esparta propone un acuerdo a Argos (76). El texto del acuerdo (77). Argos acepta la propuesta y concluye un tratado con Esparta (78). Texto del tratado de paz y alianza (79). Política común de Esparta y Argos. Atenas se retira del territorio de Epidauro (80). Mantinea forzada a tratar con Esparta. Establecimiento de un régimen oligárquico en Argos. Fin del año decimocuarto (81).

Año decimoquinto, 417-416 aC (82-83).
- Defección de Dío e intervención lacedemonia en Acaya. Restablecimiento de la democracia en Argos, que de nuevo se aproxima a Atenas (82).
- Expedición lacedemonia contra Argos y expedición argiva contra Fliunte. Ruptura entre Atenas y Perdicas, y fin del año decimoquinto.

Inicio del año decimosexto, 416-415 aC (84-116).
- Expedición ateniense contra Melos (84-116): Alcibíades efectúa una depuración en Argos. Los atenienses marchan contra Melos (84). El diálogo de Melos (85-113). Asedio de Melos (114). Escaramuzas en el Peloponeso. Acción de los melios y fin del verano (115). Disensiones en Argos. Caída de Melos y masacre de los melios (116).

pseudo Lisias: Defensa de Polístrato

Aunque este discurso fue transmitido por los antiguos como perteneciente a Lisias, ello es imposible no sólo por su estilo, sino también porque parece ser anterior al 409 aC (mientras que todo lo conservado del autor es posterior a la caída de los Treinta, del 403 aC en adelante). Es interesante al respecto de la autoría la siguiente hipótesis: el autor habría sido el mismo orador, uno de los hijos del acusado; en la Anábasis de Jenofonte aparece un personaje que podría ser esta misma persona, «Licio, hijo de Polístrato, ateniense»; el genitivo de Licio es Lykíou y el de Lisias es Lysíou; ambos nombres se habrían confundido en la transmisión y este discurso entró en el corpus lisíaco. Una hipótesis ingeniosa y atractiva, pero difícilmente verificable.

En cuanto al propio discurso, los hechos sobre los que versa son los siguientes: Polístrato (a quien defiende el mediano de sus tres hijos) ha sufrido graves quebrantos en su patrimonio por culpa de la guerra. Se presenta como un hombre moderado y partidario de la democracia; uno de los Cuatrocientos, que favorecían la idea de que sólo debían administrar los asuntos de la polis aquellos que podían «proporcionar una armadura» para su defensa. Sin que fuera uno de los cabecillas, tuvo una participación más activa que la de un simple compañero de viaje de los oligarcas, desempeñando una magistratura en Eretria y siendo herido en la batalla allí librada. Fue condenado a una fuerte multa en el rendimiento de cuentas inmediato a este conflicto, y ahora se ve envuelto en un nuevo proceso. Todo esto nos cuenta su hijo, que lógicamente nos pinta un cuadro decididamente positivo de Polístrato, alegando que fue elegido para formar parte de los Cuatrocientos, pero su cargo le impidió formar parte de los que creaban las leyes o juzgaban a la gente, y por tanto con menor culpa que otros que compraron su absolución.

No conocemos a qué clase de proceso pertenece (ya que fue transmitido sin título). Si existió una relación estrecha entre el rendimiento de cuentas anterior y este juicio, podría tratarse de un proceso de perjurio o de confiscación. Si hacemos caso a Harpocración cuando dice «... Polístrato, sobre el que hay un discurso atribuido a Lisias con el título Defensa en favor de Polístrato por subversión de la democracia», éste sería efectivamente un proceso de doble procedimiento, ante el Consejo y ante la Asamblea.

No se trata de un buen discurso, y existe una cierta voluntad de estilo. Verbigracia, es difícil encontrar un párrafo en el que no haya una antítesis (a menudo muy forzada, lo que incide precisamente en la voluntad retórica).

Lisias: Introducción

Seguimos para este autor la edición de la editorial Gredos, con introducciones, traducción y notas de José Luis Calvo Martínez.

El padre de Lisias, Céfalo, fue un rico siracusano que se estableció en Atenas por sugerencia de Pericles. Murió allí hacia 429 aC, tras treinta años como meteco. Platón nos dejaría un digno recuerdo suyo al hacer transcurrir en la casa de Céfalo la acción de la República, donde se cita a Lisias, y a sus hermanos Polemarco y Eutidemo (quien daría nombre a otro diálogo). Se desconoce la fecha de nacimiento de Lisias, situada en el 459 aC por los biógrafos antiguos, y más modernamente en torno al 445 aC. Lisias y su hermano mayor acudieron a Turios, joven colonia proateniense en la Magna Grecia (según los biógrafos antiguos, en el año de su fundación, el 444 aC). Allí prosperaron rápidamente, y Lisias recibió lecciones de retórica del célebre Tisias. Pero el sentimiento antiateniense originado por la derrota en Sicilia (415 aC), les hizo regresar, y Lisias alternó su afición por la retórica con la dirección de una fábrica de armas. Los Treinta, al acceder al poder, confiscaron sus bienes y los de su hermano Polemarco, a quien ejecutaron. Huido a Mégara, Lisias apoyó la restauración de la democracia, y logró su sueño de llegar a ciudadano ateniense sólo durante unos meses (el Consejo, empero, no refrendó el decreto de Trasíbulo).

Su fuerza de orador se reveló en una situación muy particular: la acusación contra Eratóstenes, uno de los culpables de la muerte de su hermano. El propio Lisias, a pesar de no tener éxito en su intento de recuperar bienes y ciudadanía, comprobó que podía ganarse el sustento escribiendo hábiles defensas para los que tenían que intervenir ante los tribunales. Una figura, la del logógrafo, ilegal y socialmente mal considerada, ya que las partes de un proceso debían actuar en nombre propio. Pero las desigualdades culturales entre los ciudadanos hicieron surgir este tipo de asesores jurídicos (ya que no sólo escribían el discurso). Sabemos que Lisias se mantendrá en activo hacia el 380 aC, pero los biógrafos antiguos nos dicen que murió con ochenta años cumplidos.

Algunos achacan a Lisias inconstancia, versatilidad o quizá oportunismo en sus ideas políticas; esto puede deberse a que sus obras eran encargadas, o bien a un amargo escepticismo sobre las personas, resultado de los desengaños de su vida. Al contrario de lo que sucede en el caso de Demóstenes, cuyos discursos políticos poseen un significado y valor histórico evidente, Lisias es, simplemente, un brillante y eficaz abogado, más interesante tal vez para un especialista en Derecho. Sin embargo, su creación influyó decisivamente en la creación de la prosa ática artística: debido a la pureza y sencillez de su lenguaje, buena parte de los críticos antiguos lo propusieron como modelo a seguir. Platón, al contrario, plantea en el Fedro su teoría retórica, y lo hace realizando una deconstrucción de un discurso de Lisias: el Amatorio (discurso XXXV) que supuestamente lee Lisias a Sócrates no es, probablemente, obra del propio orador, pero es significativo que sirva para expresar, por contraste, la teoría platónica sobre la Retórica.

La maestría de Lisias comienza por ocultar los mecanismos que rigen la composición del discurso, dejando la impresión de una completa falta de artificio y esfuerzo. Su pureza y precisión no puede captarse en la traducción, pero era causa de gran admiración entre los antiguos. Inaugura así un estilo de prosa literaria más cercano al hombre de la calle, opuesta a nombres conocidos como Gorgias o Tucídides, donde primaban la claridad y la concisión frente a procedimientos algo rígidos como el paralelismo o la antítesis. Su habilidad para la etopeya (esto es, la creación del carácter de sus personajes a través del lenguaje) es extraordinario, y capaz de hacer pasar al acusado como honesto o buen patriota, logrando mantener despiertos a los jueces y, con suerte, engañándolos para votar a su favor. El lector atento puede quedar en ocasiones con la impresión de que la acción narrada pudo ser muy diferente, y se echan en falta en no pocas ocasiones los discursos de la parte contraria.

De la abrumadora lista de títulos asociados a su nombre (según Dionisio de Halicarnaso serían 425 discursos) deben descartarse muchas atribuciones (ya comenzaron a hacerlo en época de Augusto), hasta quedar en 128 obras prácticamente seguras, pero de las que sólo nos han llegado entre 30 y 40, más o menos completas, y el título de otras 143, transmitido junto a una corta cita gracias a la obra de Harpocración, filólogo del siglo I-II dC. En ocasiones los discursos nos llegan incompletos no por su estado de conservación, sino porque ya lo eran cuando fueron escritos: el logógrafo podía escribir sólo una parte del discurso, como la narración o la argumentación, y dejar el resto a su cliente. Ésta es la lista de los mejor conservados, que trataremos en sucesivas entradas independientes. Tradicionalmente se han ordenado según la clase de proceso, pero aquí, como ya es habitual, seguiremos la cronología en lo posible.

Tucídides: Guerra del Peloponeso, libro IV

Éstos son los contenidos de la cuarta parte de la Historia de Tucídides, que narra los Años séptimo, octavo y noveno de la Guerra del Peloponeso. Entre paréntesis se incluyen los epígrafes que ocupan los diferentes títulos.


Séptimo año de guerra, 425-424 aC (1-51).

- Combates en Sicilia. Mesene se separa de Atenas. Ataque locro contra Regio (1).

- Quinta invasión del Ática. Una flota peloponesia es despachada a Corcira, y otra de Atenas rumbo a Corcira y Sicilia (2).

- Campaña de Pilos (3-6): Demóstenes aconseja la conquista y fortificación de Pilos, donde se detiene la flota (3). Fortificación de Pilos (4). La noticia no inquieta en Esparta. Demóstenes queda en Pilos con cinco naves (5). Los peloponesios se retiran del Ática. Preocupación por Pilos (6).

- Derrota ateniense en Calcídica (7).

- Prosigue la campaña de Pilos (8-23): Esparta acude en ayuda de Pilos y ordena el regreso de su flota de Corcira. Demóstenes llama también a la flota. La isla de Esfacteria. Su ocupación por los lacedemonios (8). Demóstenes organiza la defensa (9). Arenga de Demóstenes (10). Se inicia la lucha. Los lacedemonios se lanzan al ataque por mar y por tierra. Brásidas se distingue (11). Fracasa el ataque (12). Llega la flota ateniense y se dispone a presentar batalla (13). Victoria naval ateniense. Los lacedemonios de Esfacteria quedan bloqueados (14). Esparta decide negociar (15). Se concluye una tregua. Es enviada a Atenas una embajada lacedemonia (16). Discurso de los embajadores lacedemonios; Esparta pide la paz (17-20). Contestación de los atenienses, persuadidos por Cleón (21). Fracaso y salida de Atenas de los embajadores lacedemonios (22). Expira la tregua. Los atenienses retienen las naves lacedemonias y se reanudan las hostilidades (23).
Son sensatos los hombres que, con acertado cálculo, sitúan la fortuna en el terreno de lo incierto.
- Operaciones en Sicilia (24-25): Siracusanos y locros se disponen a combatir a los atenienses por mar (24). Batallas navales en la costa de Sicilia. Siracusanos y locros frente a atenienses y reginos. Derrota de los mesenios en su ataque a Naxos. Fracasa una expedición de los leontinos contra Mesene.

- De nuevo Pilos (26-41): Dificultades en el bloqueo de Esfacteria. Los hombres de la isla resisten, gracias a los víveres que reciben por diversos procedimientos (26). Preocupación en Atenas. Cleón critica a los estrategos, especialmente a Nicias (27). Nicias ofrece el mando a Cleón, que se ve obligado a aceptarlo. Cleón promete que tomará Esfacteria en veinte días (28). Cleón asume el mando y elige a Demóstenes como colega. Planes de desembarco de Demóstenes (29). Escalada final en Pilos. El incendio de la isla favorece los planes de Demóstenes. Cleón se reúne con Demóstenes. Propuesta de rendición a los hombres de Esfacteria (30). Desembarco ateniense en Esfacteria. Disposición de las tropas lacedemonias en la isla (31). Despliegue de las fuerzas de desembarco ateniense de acuerdo con el plan de Demóstenes (32). Los combates (33). Los lacedemonios en apuros (34). Retirada de los lacedemonios a su último reducto (35). Una nueva Termópilas: los atenienses sorprenden a los lacedemonios por la espalda (36). Cleón y Demóstenes exigen la rendición (37). Capitulación de Esfacteria. Recuento de bajas y de prisioneros (38). Duración del asedio. Se cumple la promesa de Cleón (39). Sorpresa en Grecia ante la rendición de los hombres de Esfacteria (40). Los prisioneros conducidos a Atenas. La guarnición de Pilos y la presencia de las tropas mesenias causan inquietud en Esparta. Acaba el relato de los sucesos de Pilos (41).

- Expedición ateniense contra Corinto (42-45): Desembarco por sorpresa de los atenienses (42). Lucha sin cuartel (43). Derrota corintia. Los atenienses reembarcan (44). Más desembarcos y saqueos de los atenienses. Metana, otro fuerte ateniense en el Peloponeso (45).

- Trágico final de la guerra civil de Corcira (46-48): Ataque a los oligarcas del monte Istone. Estratagema de los jefes del partido popular (46). Los aristócratas entregados a la venganza de los demócratas (47). Matanza de aristócratas y final de las luchas civiles. Los atenienses hacen rumbo a Sicilia (48).

- Toma de Anactorio (49).

- Llega el invierno. Captura de un embajador persa (50).

- Demolición de las murallas de Quíos. Acaba el invierno y el séptimo año de guerra (51).


Octavo año de guerra, 424-423 aC (52-116).

-Los exiliados de Mitilene (52).

- Expedición ateniense contra Citera (53-57): La situación de Citera (53). Los atenienses ocupan Citera, desde donde zarpan para saquear la costa del continente (54). Desánimo de los lacedemonios ante los desembarcos atenienses en el Peloponeso (55). Diversos desembarcos atenienses (56). Los atenienses toman Tirea. Fin de los eginetas (57).

- La asamblea de Gela. La paz en Sicilia (58-65): Se pacta un armisticio y los delegados de los siciliotas se reúnen en Gela (58). Discurso de Hermócrates (59-64). Se acuerda la paz. La flota ateniense se retira de Sicilia. Atenas castiga a los estrategos (65).
Porque si emprendemos nosotros la guerra y solicitamos su auxilio, a unos hombres que intervienen aun sin ser llamados, y si a nuestras propias expensas nos causamos perjuicio a nosotros mismos y al mismo tiempo les allanamos el camino del imperio, es natural que, cuando nos vean agotados, vengan entonces con fuerzas más numerosas y traten de poner todo el país bajo su yugo.
(...) yo no reprocho a aquellos que quieren dominar, sino a quienes están demasiado dispuestos a obedecer.
- Tentativa ateniense contra Mégara (66-74): Los dirigentes del partido popular de Mégara tratan con los atenienses (66). Los conspiradores abren las puertas y los atenienses ocupan los muros que unen Mégara a Nisea (67). La conspiración es descubierta y las puertas de Mégara permanecen cerradas (68). Los atenienses ocupan Nisea (69). Brásidas se dirige a Mégara (70). Mégara prefiere esperar y no recibe a Brásidas (71). Acuden los beocios. Batalla ecuestre entre beocios y atenienses (72). Victoria sin combate de Brásidas. Mégara le abre las puertas (73). Régimen oligárquico en Mégara (74).

- Conquista de Antandro. Lámaco en el Ponto (75).

- Planes de Atenas contra Beocia (76-77): Intrigas proatenienses en las ciudades beocias. Se prepara un ataque combinado (76). Hipócrates y Demóstenes. Demóstenes en Naupacto (77).

- Expedición de Brásidas a Tracia (78-88): Paso por Tesalia (78). En los dominios de Perdicas (79). Razones de la expedición. Los hilotas (80). La fama de Brásidas (81). Atenas declara enemigo a Perdicas (82). Diferencias entre Brásidas y Perdicas (83). Brásidas marcha contra Acanto (84). Discurso de Brásidas (85-87). Acanto se separa de Atenas y Estagiro sigue su ejemplo (88).

- Beocia. La campaña de Delio (89-101): Error de coordinación en el plan de Hipócrates y Demóstenes (89). Hipócrates ocupa y fortifica Delio (90). Concentración de tropas beocias. Desacuerdo de sus jefes (91). Arenga de Pagondas (92). Los beocios se preparan para la batalla (93). Los atenienses se alinean frente a los beocios (94). Arenga de Hipócrates (95). Batalla de Delio. Derrota ateniense (96). Los beocios exigen la evacuación de Delio (97). Negativa ateniense (98). Réplica beocia (99). Los beocios conquistan Delio (100). Devolución de los muertos. Hipócrates entre los caídos. Fracaso de Demóstenes en Sición. Muerte de Sitalces (101).

- Campaña de Anfípolis (102-108): Brásidas marcha contra Anfípolis. Sobre su fundación (102). Brásidas pasa el Estrimón (103). Ante la presencia de Brásidas, Anfípolis llama a Tucídides (104). proclama de Brásidas (105). Capitulación de Anfípolis. Tucídides llega a Eyón antes que Brásidas (106). Eyón rechaza a Brásidas. Otras ciudades se le pasan (107). Alarma en Atenas. Repercusiones de la pérdida de Anfípolis (108).

- Los Muros Largos de Mégara. Brásidas en Calcídica (109-116): Acte (109). Brásidas en Torone (110). Se fuerza la entrada (111). Torone es ocupada (112). Confusión en Torone. La guarnición ateniense se refugia en Lécito (113). Ofrecimientos de Brásidas. Su parlamento a los toroneos (114). Ataque a Lécito (115). Toma de Lécito. Acaba el octavo año de guerra (116).


Noveno año de guerra, 423-422 aC (117-135).

- El armisticio (117-119): Se concierta un armisticio por un año (117). Cláusulas (118). Ratificación (119).

- De nuevo con Brásidas en Calcídica (120-123): Escione se pasa a Brásidas (120). Esciona honra a Brásidas. Planes contra Mende y Potidea (121). Brásidas recibe notificación del armisticio. Atenas reclama Escione (122). Brásidas apoya la sublevación de Mende (123).

- Expedición de Brásidas y Perdicas contra Arrabeo (124-128): Invasión y victoria inicial (124). Los ilirios traicionan a Perdicas. Huida de los macedonios. Brásidas prepara la retirada (125). Arenga de Brásidas (126). Los bárbaros persiguen a Brásidas en retirada (127). Los bárbaros abandonan la persecución. Brásidas llega a Macedonia. Enemistad con Perdicas (128).

- Expedición de Nicias y Nicóstrato: contraataque ateniense en Palene. Perdicas cambia de lado (129-132): Mende es atacada (129). Los atenienses toman Mende y ponen cerco a su acrópolis (130). Asedio de Escione. Los refugiados de la acrópolis de Mende logran entrar en Escione (131). Acuerdo de Perdicas con Atenas. Esparta envía comisarios a Brásidas (132).

- Incidentes diversos al acabar el noveno año de guerra (133-135): Arde el templo de Hera en Argos (133). Batalla indecisa entre Mantinea y Tegea (134). Intentona de Brásidas contra Potidea. Termina el noveno año de guerra (135).