Iseo: Sobre la herencia de Apolodoro

Los hermanos Éupolis, Mnesón y Trasilo habían heredado de su padre una gran fortuna. El segundo murió sin descendencia, mientras que Apolodoro, hijo de Trasilo, quedó a la muerte de su padre bajo la tutela de su tío Éupolis. Éste, aprovechándose, privó a Apolodoro de la mitad correspondiente de la fortuna de Mnesón y malversó su patrimonio. Al casarse de nuevo la madre de Apolodoro, su esposo, Arquedamo, ayudó al muchacho en su mayoría de edad a litigar por sus derechos, logrando la condena de Éupolis en dos juicios: en uno recibió la parte heredada de Mnesón; y tres talentos como indemnización en el otro.

Tiempo después, cuando Apolodoro perdió a su único hijo, decidió adoptar a su sobrino, Trasilo (II), hijo de su hermanastra (tenida por su madre de Arquedamo). Lo inscribió así en su génos y en su fratría, pero murió antes de poder inscribirlo en el registro del demo. Sin embargo, los miembros del demo, conociendo estos hechos, inscribieron a Trasilo (II) a pesar de las protestas de la familia de Éupolis.

Una hija de éste (y por tanto prima de Apolodoro), reclamó la adjudicación de la herencia, considerando que la adopción no se había completado. Trasilo (II) pronuncia para este juicio el discurso que nos ocupa.


Tras llamar la atención sobre la inconveniencia de reclamar una adopción hecha en vida y justificar el procedimiento legal escogido, el orador expone en un clarificador resumen todos los antecedentes del caso. Al mismo tiempo, entrelazados con los hechos, aparecen sus argumentos: la enemistad de Apolodoro con su tío Éupolis y su amistad con Arquedamo justifican la adopción de Trasilo (II); la validez de la misma queda asegurada por los miembros del demo de Apolodoro, conocedores de la voluntad del difunto; validez confirmada por la actitud de otros familiares de Éupolis, pues Trasibulo (hijo de otra hija de Éupolis) no reclama nada y da por válida la adopción. Como es habitual, se comparan las bondades personales y la generosidad cívica de Trasilo (II) y Apolodoro frente a la perversidad de sus adversarios.

Es difícil fechar con exactitud este discurso. Como se menciona el sistema de sinmorías, sería posterior a esta reforma de la trierarquía (de la que no se tiene constancia hasta 357-356 aC). Se alude también a una fiesta ateniense celebrada en Delfos; si el discurso se hubiese celebrado en un año pítico, nos situaría en 354-353 aC o 350-349 aC. En general, los estudios se quedan con la fecha de 355 aC.

Jenofonte: Ciropedia, libros V-VIII

Continuamos el resumen de la obra cuya presentación pueden leer en esta entrada. Tras ocuparnos de los libros I-IV en una entrada anterior, pasamos a los otros cuatro. En cada libro, como ya es habitual, separamos los diferentes epígrafes.

Libro V
  • Pantea, princesa asiria cautiva, es entregada al medo Araspas para su custodia. Discusión entre Ciro y Araspas sobre el amor. Araspas, a pesar de su postura, acabará enamorándose de Pantea. Ciro intenta mantener las alianzas y proseguir la guerra.
  • Ciro en el palacio de Gobrias, donde promete vengar a su hijo. Ciro expone sus razones para marchar sobre Babilonia, donde radica la mayor fuerza asiria.
  • Primera incursión en Asiria; el botín se entrega a Gobrias como premio por su fidelidad. Ciro logra que Gadatas, príncipe asirio que fue mandado castrar por el rey asirio, se pase a su bando, y con su traición logra tomar una fortaleza. El rey asirio parece avanzar hacia las tierras de Gadatas, y éste parte con sus tropas, seguido de cerca del numeroso ejército de Ciro. Discurso y orden de marcha.
  • El rey asirio embosca a Gadatas, y éste es herido. La llegada de Ciro rompe la persecución, y salva el día. Los cadusios avanzan hacia Babilonia solos, pero son atacados y derrotados por el rey asirio. Ciro logra obtener una lección para sus soldados de ello, y poco después parte hacia Babilonia acompañado por Gadatas y el resto de sus tropas.
  • Nuevos recelos de Ciaxares, envidioso del poder conseguido por Ciro. Discurso de defensa de Ciro (al modo sofístico) repasando sus acciones desde que tomó el mando.
Libro VI
  • Planes para la campaña de invierno: Ciro resalta la necesidad de avanzar hacia el enemigo, además de construir máquinas de guerra. Ciro piensa en enviar como espía a Araspas, quien todavía ocupaba el puesto de guardián de Pantea, a pesar de que ella lo había rechazado y se mantenía fiel a su ausente marido. A Ciro se le ocurre que Araspas puede simular su deserción por este motivo. Pantea logra que esta piedad de Ciro hacia ella haga que Abradatas, su esposo, se pase a su bando.
  • Llegan mensajeros del rey de la India, y Ciro los envía a los asirios para que sirvan como espías. Gracias a ello descubre los enormes preparativos de Creso, rey de Lidia. Discurso de Ciro para animar a las tropas. Consejos sobre los preparativos.
  • Salida del ejército y marcha hasta la proximidad del enemigo. Informe de Araspas. Órdenes para la batalla. 
  • Despedida de Pantea y Abradatas. Exhortaciones de Ciro.
Libro VII
  • Marcha a la batalla. Ciro hace frente con arrojo a la maniobra envolvente de los asirios. Muerte de Abradatas a manos de los egipcios. Éstos acaban siendo el único foco de resistencia ante el acoso de Ciro, que pacta con ellos.
  • Ataque y toma de Sardes, donde se había refugiado Creso. Encuentro de Ciro con Creso; la ciudad se salva del saqueo.
  • Durante el duelo de su esposo Abradatas, Pantea se suicida.
  • Enviados por Ciro, Adusio pacifica Caria e Histaspas toma la Pequeña Frigia. Marcha hacia Babilonia. En su avance, Ciro somete a los frigios, los capadocios y los árabes.
  • Planes y conquista de la ciudad, conseguida mediante el drenaje del Eufrates. Ciro como soberano. Asentamiento en Babilonia.
Libro VIII
  • Organización de la corte: cargos y funcionarios, economía, vasallaje.
  • Métodos para granjearse el favor de los hombres: magnanimidad, regalos y agasajos, desprenderse de riquezas y no atesorarlas, organización de la salud pública y del poder judicial.
  • Salida real: suntuosidad del desfile, holocaustos.
  • Cena con sus dignatarios: orden de los asientos según las acciones realizadas; generosidad de Ciro; asuntos matrimoniales; regalos.
  • Preparativos para la vuelta a Persia. Organización del campamento. En Media, Ciaxares le ofrece a su hija como esposa. Encuentro con su padre, Cambises.
  • Organización del imperio: las satrapías. Inspección anual de las provincias. El sistema de postas. Conquistas de Siria y Egipto {realizada en realidad por Cambises}.
  • Pasado mucho tiempo, Ciro recibe una visión que le anuncia su cercano final. Último discurso y muerte.
  • Epílogo. Decadencia del imperio actual, en contraste con el pasado esplendoroso.

Isócrates: Sobre la paz

En el año 357 aC, Quíos, Rodas, Cos y Bizancio abandonan la segunda liga marítima (fundada veinte años atrás), dando comienzo a una guerra entre confederados que durará hasta 355 aC. En algún momento de esta lucha se escribió este discurso.

Su tema es criticar el imperialismo marítimo y reclamar el cese inmediato de las hostilidades. Isócrates estaría ya desengañado del renacimiento de Atenas, y esta obra representaría la abolición de sus planes políticos. El autor aprovecha para hacer algunas consideraciones sobre la política interna ateniense, realizadas desde el punto de vista de la minoría conservadora partidaria de la paz. Una guerra era algo demasiado costoso para la catastrófica situación financiera del momento.

Éste es el esquema del discurso (siguiendo la numeración de sus párrafos):
  • 1-15. Exordio: Dificultad para decir la verdad a los atenienses, debido a que sólo desean escuchar los mismos argumentos que ellos ya poseen.
  • 16-25. Es forzoso firmar la paz, lo que traerá ventajas materiales y éticas: seguridad, prosperidad, armonía y prestigio.
  • 26-60. Los estados, como los individuos, han de tener su propia moral. La política interior y exterior de Atenas ha sido peligrosa, debido a su ambiciosa tendencia a dominar sobre las demás ciudades.
  • 61-94. Crítica de la política imperialista; la causa es la corrompida educación del pueblo y sus dirigentes. El comienzo del imperio marítimo fue también el comienzo de todos los males. En todo este fragmento se lleva a cabo una comparación entre la gloria del pasado y la ruina del presente.
  • 95-110: Crítica de la política agresiva de Esparta, desarrollada al alcanzar el poder. Paralelismos con el caso ateniense.
  • 111-116: Crítica de la tiranía y comparación con el imperio.
  • 117-131. Pequeños pueblos, como los tesalios y megarenses, han logrado grandes éxitos; pero la soberbia del poder y los demagogos que sólo piensan en su interés personal llevaron a Tesalia a la ruina. Aplicación del ejemplo a la situación de Atenas.
  • 132-145. Propuestas de reformas. Posible hegemonía de Atenas como honor concedido por los demás estados, pero nunca impuesta por ella misma. Invitación a otros oradores para que ayuden al autor en su tarea.

Jenofonte: Ciropedia, libros I-IV

Comenzamos el resumen de la obra cuya presentación pueden leer en esta entrada. Nos ocuparemos de los libros I-IV, dejando los otros cuatro para una próxima entrada. En cada libro, como ya es habitual, separamos los diferentes epígrafes.

Libro I
  • Proemio, repleto de consideraciones filosófico-políticas, donde se reflexiona sobre las dificultades de gobernar seres humanos, y se concluye con que la difícil tarea no es imposible, ya que el persa Ciro logró hacerse respetar y amar por los súbditos de su vasto imperio.
  • Se repasan los orígenes de Ciro: sus padres y estirpe, sus cualidades innatas y la educación que siguió, aspecto descrito por Jenofonte aludiendo al sistema organizado que imperaba en Persia, basado en una división en clases por edades.
  • Se narra de un modo novelado la estancia de Ciro en la corte de su abuelo, el rey medo Astiages, mediante diversas ocurrencias. Astiages demuestra su debilidad con él, cuando le pide que se quede más tiempo.
  • Se cuenta el paso de Ciro a la adolescencia mediante dos experiencias: su primera caza y su primera participación en una empresa guerrera. Ciro regresa con su padre, Cambises.
  • Ciaxares hereda el trono de Astiages. El rey de los asirios trata de reducir el poder medo levantando calumnias contra ellos. Ciaxares pide ayuda a Persia, y Ciro es nombrado jefe de los ejércitos enviados. {Clara manipulación de Jenofonte: la partida de guerra invadía Media, y no iba en su ayuda}. Discurso de Ciro a sus soldados.
  • Consejos de Cambises para ser un buen jefe: buscar el favor divino; cuidar de que los soldados tengan suficientes provisiones; convencerse de que la táctica es sólo una parte del arte de la guerra; cuidar la salud de los soldados; buscar el celo, la disciplina y la amistad de los soldados. Consejos para adquirir ventaja sobre los enemigos: ser tramposo; actuar por sorpresa; inventar nuevos ardides; saber actuar en cada situación; no actuar en contra de los presagios.
Libro II
  • Ciro atraviesa la frontera meda. Recuento de las tropas de ambos bandos. Discurso de Ciro a sus soldados y ejercicios preparatorios. Vida comunitaria en las tiendas (igualdad de trato, conocimiento mutuo).
  • Charlas durante las cenas en la tienda de Ciro: relato del comensal insatisfecho; relato del soldado excesivamente celoso de su deber; sobre el reparto de honores.
  • Continúa la decisión sobre el reparto de honores. Entrenamiento con cañas y bolas de tierra; maniobras vistosas.
  • Embajada de parte del rey indio, anunciando que, entre medos y asirios, elegirá situarse del lado ofendido. Ciro proyecta atacar a los armenios, rebeldes del poder medo. {En realidad, la campaña contra Armenia ocurrió en tiempos de Darío I}. Simulando estar de caza, logra cercar a su rey.
Libro III
  •  El rey armenio comienza a reunir tropas, pero decide huir al ser advertido de la presencia de Ciro. Sin embargo, es rodeado y obligado a rendirse. Juicio del rey armenio; su hijo, Tigranes, lo salva con argumentos sofísticos, y Ciro muestra su magnanimidad, convirtiéndolo de nuevo en aliado.
  • Ciro marcha contra los caldeos, enemigos de los armenios. Toma de las cumbres donde se refugiaban. Buen trato de Ciro a los prisioneros. Paz entre caldeos y armenios.
  • Ciro parte de Armenia con su ejército y todas las nuevas tropas reclutadas entre armenios y caldeos. Discurso a Ciaxares expresando el deseo de combatir. Invasión del territorio y avance hacia el enemigo. Diferencias tácticas entre Ciro y su tío Ciaxares. Recomendaciones de Ciro a sus tropas. Carga contra el parapeto de los asirios, que huyen ante el avance.
Libro IV
  • Ciro da las gracias a los dioses y recompensa a sus soldados. Muerto el rey asirio, sus hombres y aliados abandonan el campamento. Ciro propone perseguirlos, pero Ciaxares sólo permite que marche con voluntarios.
  • Los hircanios se pasan a Ciro. Éste persigue al enemigo sólo con sus hombres y algunos voluntarios medos, además de los propios hircanios, que participan en la derrota de los asirios, llevada a cabo tomando por sorpresa su campamento. Discurso de Ciro sobre el reparto del botín; aprobación de Histaspas.
  • Los medos, sin embargo, saquean el campamento asirio, mientras los persas observan. Ciro proyecta (y consigue) una caballería persa, ya que su ejército se encuentra minimizado frente a los medos de Ciaxares.
  • Regreso de las caballerías meda e hircania, con información y prisioneros. Ciro ofrece a los prisioneros la libertad, bajo un uevo gobierno.
  • Ciro envía un mensajero a Persia para pedir un ejército. Recelos de Ciaxares, que envía un mensajero para exigir el regreso de su caballería.
  • Se acoge al anciano Gobrias, uno de los desertores de los asirios.

Iseo: Contra Jeneneto, sobre la herencia de Aristarco

Aristarco de Sipaleto, casado con la hija de Jeneneto, tuvo dos hijos y dos hijas. El mayor, Cirónidas, fue dado en adopción a su abuelo materno, de modo que a la muerte de Aristarco fue el otro hijo, Demócares, quien debía suceder a su padre. Pero murió antes de alcanzar la mayoría de edad y, muerta también una de las hijas, según la ley la otra debía contraer matrimonio con el pariente paterno más próximo que la reclamara (de esta forma, las propiedades quedaban dentro de la familia).

Este papel correspondía a Aristómenes, hermano de su padre, o al hijo de éste, Apolodoro, mas ninguno reclamó la mano (y la fortuna) de la mujer, sino que Aristómenes, en su condición de tutor, la entregó en matrimonio a alguien ajeno a la familia, y otorgó la herencia a Cirónidas, a quien casó con su propia hija. De este matrimonio nacieron Aristarco (II) y Jeneneto (II). El primero, a la muerte de Cirónidas, fue dado en adopción póstuma a Aristarco, en parte para evitar que la casa quedara desierta, en parte para que Aristarco (II) recibiera la fortuna de su abuelo natural.

Muerto también Aristarco (II) sin descendencia (probablemente en la Guerra de Tebas -378-371 aC-, pero podría ser la guerra social -355 aC-), deja en su testamento como heredero a su hermano Jeneneto (II). En ese momento, con mucho retraso, se presenta ante los tribunales la parte de la familia que, según el orador, ha resultado agraviada: el hijo de la mujer entregada a un extraño por Aristómenes, que alega su derecho a la herencia de Aristarco como su nieto natural.


Iseo podría presentar diversos argumentos para que el orador reclamase la fortuna: la forma en que fue tratada su madre y desposeída de la herencia, la adjudicación de ésta a Cirónidas contra todo derecho, la adopción póstuma de Aristarco (II), el testamento ilegal de éste (pues un hijo adoptivo no puede disponer de su fortuna por testamento). Sin embargo, el texto impugna fundamentalmente la adopción póstuma de su primo Aristarco (II), pues, si su abuelo Aristarco murió dejando un hijo legítimo, y éste murió siendo menor de edad, no hubo forma de que ninguno dispusiera semejante adopción. En consecuencia, Aristarco (II) no tenía derecho sobre la herencia, ni tenía derecho a dejarla en testamento.

El orador intenta justificar el retraso con que ha presentado la demanda y demostrar que la herencia estaba libre de deudas, que es lo que alegan sus adversarios: sólo la ambición ha movido a sus oponentes, y la adopción no fue en absoluto un acto de generosidad o piedad.

Jenofonte: Ciropedia, introducción

El título de este libro, Educación de Ciro, se ciñe únicamente al libro I, ya que el resto tienen por objeto presentar el ideal de caballero y soberano a partir del ejemplo de la vida de Ciro el Grande. Ya el proemio establece tres aspectos fundamentales sobre el gobernante: linaje, cualidades naturales y educación. El autor se compromete a representar el devenir de su héroe (libro I), y luego su modo de actuar, entendido como producto de ese devenir (libros II-VIII). La obra es una asistemática summa de las ideas de su autor sobre educación, caza, equitación, política, moral y arte militar, que el propio Jenofonte había plasmado o iba a expresar más sistemáticamente en tratados especializados. Mediante todo ello, el autor va trazando las cualidades del soberano ideal: piedad, justicia, respeto, generosidad, dulzura en el trato, obediencia y autodominio.

La fecha de composición de la obra es discutida, pero la hipótesis más probable supone que se escribió antes del ascenso al trono de Artajerjes III (358 aC), y después de la muerte del espartano Agesilao (lo que ocurrió en 360 aC). Ciertos datos nos permiten suponer que iniciaría la obra poco después del regreso de Agesilao a Asia (365 aC), y que se encontraba en el libro VI hacia el 361 aC (pues a partir de él comienzan a aparecer resonancias de la revuelta de las provincias orientales y de la campaña egipcia de Agesilao).

La acción de la obra se desarrolla en Persia, lo cual no es accidental: Jenofonte marchó con la expedición de los Diez Mil, y obtuvo también otros datos sobre la región en sus lecturas de Heródoto. El elemento persa está presente en la obra, atestiguado por los nombres de los personajes y las alusiones a sus armas, vestimentas y costumbres. Sin embargo, estos elementos parecen destinados a crear una ambientación decorativa para un relato preeminentemente griego. Por ejemplo, aparecen elementos espartanos situados en este contexto: el consejo del Rey toma la forma de la Gerousía, la educación de los niños está calcada de la espartana, etc.

En cuanto a sus fuentes más directas, la obra de Jenofonte parece estar relacionada con la Ciro de Antístenes, pues aparecen algunas ideas cínicas de este filósofo (como la conveniencia de la autosuficiencia o la exaltación del esfuerzo). Más seguras son la Persiká de Ctesias (el médico de Artajerjes II) y la obra de Heródoto, aunque Jenofonte se aparta de sus fuentes en ocasiones, generalmente tratando de perfeccionar la imagen de Ciro. En otras ocasiones, el Ciro reflejado en la obra parece un discípulo de Sócrates, particularmente cuando habla de la inmortalidad del alma o de la virtud. Aunque coincide con la República de Platón en algunos detalles (la manifestación divina del alma durante el sueño, la idea del mayor arrojo del soldado en la defensa de lo que aprecia, los símiles del pastor-rey y de la colmena), las diferencias son mayores (en Jenofonte encontramos un aspecto más práctico de la educación del futuro gobernante, distanciamiento de la mujer y ensalzamiento del amor conyugal, respeto a los hijos y al amor filial). Al mismo tiempo, Platón pareció responderle en Leyes, al criticar la educación persa (dirigida por mujeres, al encontrarse los varones en la guerra), aunque coincidiera en la conveniencia de la caza como preparación para la guerra o al constatar la incapacidad de los sucesores de Ciro. Las ideas fundamentales de las obras de Isócrates A Nicocles y Evágoras coinciden con la Ciropedia, particularmente en la tipificación de los deberes del buen gobernante. En todos ellos se elogia a un personaje idealizado, cuya vida resulta ser la realización de unos principios morales básicos. Jenofonte parece desarrollar estas ideas, mejorando el modelo y procediendo con mayor libertad.

Su influencia en la literatura posterior fue enorme. Existe la posibilidad de que sus pasajes anovelados puedan haber servido de modelo para la novela, género que florecerá desde el siglo I aC, pero es su ideología lo que verdaderamente motivó su trascendencia: el cinismo le debe la imagen del soberano ideal, el estoicismo sintió una especial predilección por Jenofonte, y los Ptolomeos usaron las virtudes del gobernante para justificar su autoridad. Su influencia llegó a Cicerón, Escipión y Séneca, e incluso Maquiavelo recoge muchas de sus ideas.

Dejamos para dos entradas posteriores el resumen de esta obra, separando los libros en dos grupos: I-IV y V-VIII.

Platón: Filebo

Diálogo de la última época de Platón, que trata sobre el placer, el intelecto y su relación con el bien.

Su comienzo se produce in media res, cuando ha concluido un primer enfrentamiento entre Sócrates y Filebo a propósito del mismo tema que va a tratar el diálogo. Entra entonces en escena Protarco para sustituir a Filebo, cansado de repetir su postura (que sería, al parecer, un hedonismo acérrimo). Al mismo tiempo, y aunque el diálogo concluye positivamente (dejando establecida la jerarquía de los elementos de la buena vida), la conversación supuesta no concluye, aunque no se muestra ya al lector.

La lengua de esta obra, a diferencia de otros diálogos de madurez, es áspera y roma, y se mezclan en ella la lengua cotidiana y la técnica. Aparecen frecuentes comparaciones, metáforas poco atrevidas y bromitas o chistes tontorrones, y al mismo tiempo definiciones precisas y técnicas, así como clasificaciones rigurosamente trazadas.


A continuación presentamos el resumen de esta obra, señalando los epígrafes de los manuscritos (que van del 11 al 67).

  • 11-12c - Introducción:  Se resumen las opiniones de Sócrates y Filebo. El primero sostiene como componente de la vida buena la primacía de la inteligencia, la prudencia y la memoria; el segundo da mayor importancia al placer, el gozo y el disfrute. Protarco debe defender esta última causa en sustitución de Filebo.
  • 12d-16a - Sócrates comienza la clasificación de los placeres, al advertir que no todos son iguales, y que de hecho pueden ser opuestos (como sucede con el blanco y el negro, a pesar de que ambos sean colores): algunos placeres son perjudiciales, con lo que placer no siempre es igual a bien.
  • 16b-20c - Se plantea el método de la diaíresis, o definición y caracterización por divisiones sucesivas: placer y prudencia son unidades que deben ser expuestas en sus términos constituyentes. Pero este procedimiento de división queda aplazado por una inspiración de Sócrates.
  • 20d-23a - Sócrates pasa a considerar ambos elementos por separado, puesto que el bien es autosuficiente (un argumento de Lisis): qué pasaría en una vida del placer sin prudencia, o en una vida de la prudencia sin placer. Se concluye enseguida que lo preferible es tener ambos. Aún así, Sócrates sigue dispuesto a defender que el intelecto se halla por delante del placer en lo que una vida de bien se refiere, y trata así de ganar un «segundo premio» con su postura.
  • 23b-36b - Se inicia de nuevo el método de la división, proponiendo Sócrates cuatro clases: lo ilimitado (definido como lo que acepta una gradación en cantidad {caliente, fuerte}), el límite (definido como lo que acepta calificaciones numéricas {igual, doble}), la mezcla de ambos (o lo generado por ellos), y la causa de esta mezcla (o lo que la genera). Entonces se establece que el intelecto es ordenado y causa la regulación en el universo lo mismo que en las personas, y que el placer y el dolor no proceden del propio cuerpo, sino del recuerdo (de ellos o de sus contrarios) que reside en el alma.
  • 36c-59d - Luego se comienza una clasificación de placeres en verdaderos y falsos, pero fracasa puesto que el propio placer no puede ser falso (aunque sí la opinión que lo ha formado). Trata también los casos en que el placer y el dolor se mezclan, así como las sensaciones puras. Del mismo modo, realiza la diaíresis de las ciencias, separándolas en técnicas o culturales, imprecisas o exactas, etc, y valorando sobre el resto la dialéctica, cuyo objeto es lo verdaderamente real.
  • 59e-67 - Conclusión: Se realiza una recapitulación de todos los temas tratados hasta este punto. A continuación Sócrates propone buscar qué proporción de placer e intelecto es la ideal. Dividiendo el bien en belleza, verdad y proporción, y relacionando éstos con la prudencia y el intelecto, llega al resultado deseado. Lo primero para una vida de bien es lo mesurado y oportuno; en segundo lugar lo relativo a la proporción, lo perfecto; en tercero el intelecto y la prudencia; en cuarto las técnicas y ciencias; y en quinto los placeres puros, exentos de dolor.

Jenofonte: Helénicas (III)

Completamos el resumen de esta obra histórica de Jenofonte, cuyo análisis pueden ver junto al epítome de los libros I y II. Como en las anteriores ocasiones, separamos los epígrafes de los diferentes libros.

Libro V
Refiere los acontecimientos de los años 389-375 aC, deteniéndose especialmente en las luchas entre lacedemonios y atenienses por la isla de Egina, la campaña y la paz de Antálcidas, el asedio de Mantinea y Fliunte, las campañas contra Olinto, la toma de la acrópolis de Tebas y posterior rendición de la guarnición lacedemonia, las expediciones anuales de Esparta contra Tebas y los enfrentamientos navales de atenienses y macedonios.
  • Eteónito, desde Egina, envía piratas voluntarios para saquear el Ática. Los atenienses envían a su vez a los hoplitas y a la flota contra Egina, construyendo una fortificación. Teleutias logra rechazar a la flota, pero Pánfilo, el estratego ateniense, conserva la fortificación. De poco sirve, pues meses después deben abandonarla. Hiérax sustituye a Teleutias, y marcha a Rodas. Es enviado entonces a Egina el navarco lacedemonio Antálcidas, que marcha a Éfeso. Por parte de Atenas, Cabrias se detiene en Egina en su marcha hacia Chipre (para ayudar a Evágoras) y logra una gran victoria que devuelve a Atenas la ventaja sobre el mar. Teleutias regresa como navarco, arenga a las tropas y ataca el Pireo por sorpresa, tomando muchas naves. Antálcidas domina el mar, impidiendo a las naves del Ponto regresar a Atenas con los suministros habituales. Como la situación es similar a la que dio fin a la Guerra del Peloponeso, cuando Tiribazo llama a aquéllos que deseen firmar la paz, todos acuden gustosos: se firma la paz de Antálcidas, que supone liberar los tebanos las ciudades beocias, pasar a poder persa las ciudades de Asia, y devolver los argivos el control de Corinto a sus ciudadanos.
  • Los lacedemonios declaran terminada la tregua de treinta años con Mantinea, y como estos ayudaran a sus enemigos, les piden derruir sus murallas. Ante su negativa, Agesilao acude y los sitia con un foso y un muro circulares. Luego, construyendo un dique en el río que atravesaba la ciudad, logra debilitar la muralla, y los mantineos se rinden y son divididos en cuatro aldeas, como vivían antiguamente. Los desterrados de Fliunte regresan a sus casas. {En este punto, la narración parece saltar los años 384 y 383 aC, sin referencia alguna}. Los de Apolonia y Acanto envían una embajada a Esparta, solicitando su presencia en la región de Macedonia para combatir a Olinto. Eudámidas es enviado allí, se atrae Potidea y comienza las luchas usándola como base. Fébidas, hermano de Eudámidas, toma la acrópolis de Tebas, convencido por Leontíades, líder de uno de los partidos oligárquicos que se disputaban el control de la ciudad. Teleutias es enviado también contra Olinto, y logra una victoria frente a sus murallas, antes de retirarse para el invierno.
  • Los olintios lanzan una incursión contra Apolonia, pero Derdas, jefe de Elimia y aliado de Teleutias, los hace huir y los persigue. Teleutias vuelve a atacar Olinto, pero esta vez la caballería enemiga logra causarle estragos, y muere allí. Sus tropas se desorganizan y huyen. Esparta vuelve a enviar tropas, esta vez a cargo del rey Agesípolis. Éste, al no encontrar resistencia, devasta el territorio olintio y ataca a sus aliados; sin embargo contrae unas fiebres repentinas y muere. Es enviado para sustituirle el harmoste Polibíades, que obliga a los olintios a firmar la paz. El otro rey espartano, Agesilao, marcha a Fliunte, donde los regresados están siendo tratados injustamente; sus tropas invaden el territorio y sitian la ciudad, que se rinde cuando se acaban sus suministros.
  • Fílidas, secretario de los polemarcos de Tebas, lidera una conjuración para acabar con Leontíades y su gobierno, cerca la acrópolis (que estaba tomada por lacedemonios) y con ayuda de algunos atenienses la recupera para su ciudad. Los espartanos envían entonces una expedición mandada por Cleómbroto que, aunque regresa sin causar excesivos destrozos, da muestra de su poder. En Atenas se juzga a los dos estrategos cómplices de la revuelta de Tebas, ejecutando a uno y exiliando al otro. Los tebanos traman un ardid para que Atenas entre en la guerra contra Esparta: sobornan a Esfodrias, harmoste de Tespias (aliada lacedemonia) para atacar el Ática. Esparta marcha a la guerra, esta vez con Agesilao al frente. Encuentra resistencia, aunque logra arrasar buena parte del territorio tebano, retirándose a Tespias y amurallándola. Durante el invierno regresa a la patria, dejando a Fébidas como harmoste de Tespias; éste acosa a los tebanos con bandas de ladrones, y con los peltastas cuando marchaban contra la ciudad. Sin embargo, cierto día acorrala a una unidad de jinetes tebanos y éstos, luchando sin salida, lo matan y logran hacer huir a las tropas. Al llegar la primavera, Agesilao vuelve a dirigir la expedición a Tebas, y engaña a sus enemigos con el movimiento de las tropas; por segundo año, los tebanos quedan sin cosechas. Esparta equipa sesenta trirremes y envía a Polis como su navarco, para interrumpir el envío de trigo a Atenas; los atenienses envían a Cabrias, que logra vencer en la batalla naval de Naxos. Después, envían a Timoteo con sesenta naves para transportar un ejército a Lacedemonia, de tal forma que los espartanos no puedan regresar contra Tebas. Timoteo somete Corcira, y a continuación vence a Nicóloco, el audaz navarco lacedemonio.

Libro VI
Refiere los acontecimientos de los años 375-370 aC, incluyendo la historia de Tesalia con la intervención de Jasón expuesta por Polidamante, las expediciones de lacedemonios y atenienses a Corcira, la paz entre Atenas y Esparta, la batalla de Leuctra, la reconstrucción de Mantinea, la organización de la liga arcadia, la expedición de Agesilao a Mantinea, la invasión de Lacedemonia por parte de los tebanos y sus aliados, la embajada espartana enviada a Atenas y la ayuda prestada por Ifícrates.
  • Los tebanos, tras reconstituir la liga beocia sometiendo sus ciudades, efectúan una campaña contra Fócide. Es enviado el rey espartano Cleómbroto para hacerles frente. Polidamante de Fársalo se presenta ante la asamblea espartana para contar los planes del ambicioso Jasón de Feras, que desde Tesalia piensa controlar toda la Hélade, e incluso Asia. Los lacedemonios no pueden enviar ayuda, pues tienen varios frentes abiertos, así que Polidamante realiza lo que le pidió Jasón: convence a la ciudad de Fársalo de abandonar la alianza y designar soberano de Tesalia a Jasón.
  • Los atenienses, viendo el poder de Tebas y su propio agobio, firmaron la paz con Esparta. Sin embargo, tiempo después, ante las quejas de los zacintios, los lacedemonios envían una expedición contra Corcira (en poder de los atenienses), con Mnasipo como navarco. Los atenienses envían a Ifícrates como jefe de su flota (deponiendo a Timoteo), para intentar romper el sitio de Corcira. Viendo Mnasipo que los corcireos lo pasan mal, relaja la vigilancia y licencia a algunos mercenarios. Los de la ciudad logran realizar una dañina salida y lograron matar a Mnasipo. Hipérmenes, secretario de éste, salva parte del botín y de los esclavos y ordena zarpar al ejército. Ifícrates llega a Corcira, en cuya proximidad captura una flota siracusana, luego pasó a Acarnania para luchar junto a las ciudades aliadas, y fue a Cefalenia para recaudar dinero.
  • Los atenienses siguen sin ver con buenos ojos la política amenazante de Tebas (como la destrucción de Platea y Tespias), así que envían de nuevo embajadores a Esparta. Realizan los discursos Calias, Autocles y Calístrato y se firma la paz, dejando independientes a las ciudades.
  • Cleómbroto, al observar que los tebanos no cumplen lo acordado, avanza hacia Beocia, llegando a Leuctra. Un contingente tebano les hace frente, y sobreviene la batalla. La caballería lacedemonia, más floja, es rechaza enseguida por la tebana; las tropas a pie luchan en formación muy cerrada y también vencen a los hoplitas espartanos. Cuando se conoce la noticia, en Esparta se reclutan nuevas tropas (hasta los hombres de 60 años), y junto a sus aliados montan un nuevo contingente. Los tebanos envían un mensajero a los atenienses, que lo ignoran, y a Jasón de Feras, que marcha a Beocia con intención de ayudarlos. Al regresar a Tesalia tras insistir en la necesidad de una tregua, es muerto por siete jóvenes. Sus hermanos Polidoro y Polifrón se constituyen en soberanos tesalios. Al parecer, poco más tarde Polifrón mata a su hermano y gobierna como un tirano. Más adelante lo asesina a su vez Alejandro, y a éste los hermanos de su mujer, quedando en el gobierno Tisífono.
  • Los mantineos se reúnen y deciden unificar la ciudad y amurallarla. Mientras tanto, en Tegea se sufren las luchas entre diversos bandos políticos. Como consecuencia, Esparta moviliza tropas al mando de Agesilao, que se dirige a Arcadia. Saquea los campos de Mantinea y, ya en invierno, licencia al ejército y regresa a su patria. Los tebanos y los arcadios, junto a sus aliados, invaden Laconia, y aunque no atacan la ciudad de Esparta devastan el territorio. Los embajadores lacedemonios en Atenas reclaman su ayuda, y los discursos de Clíteles y Procles les convencen. Ifícrates marcha al frente de las tropas, aunque con la caída del invierno ya los tebanos y arcadios se retiran.

Libro VII
Refiere los acontecimientos de los años 369-362 aC: la alianza entre Esparta y Atenas, la influencia de Licomedes en la Confederación Arcadia, las gestiones de paz de Pelópidas en Persia, la historia de Eufrón, la alianza entre arcadios y atenienses, la actuación de Corinto, las luchas entre arcadios y eleos con la intervención lacedemonia en Cromno, las disensiones de la Confederación Arcadia, la invasión del Peloponeso por Epaminondas, la marcha contra Esparta y la batalla de Mantinea.
  • La alianza entre Atenas y Esparta se lleva abuen término, acordándose turnarse en el mando de los ejércitos en el mar y en tierra cada cinco días. Los tebanos logran penetrar de nuevo en el Peloponeso, atacando Sición, Pelene y Epidauro, y sufren un descalabro junto las murallas de Corinto. Llegan las tropas enviadas por Dionisio de Siracusa para ayudar a los lacedemonios. Compuestas principalmente por jinetes celtas e íberos, acosan al ejército tebano con sus jabalinas, hasta que finalmente les obligan a regresar a su patria. Luego estas tropas siracusanas vencen a los sicionios y toman la fortaleza de Deras, antes de volver a casa. Licomedes convence a lso arcadios de que son mejores al resto de griegos, pues gracias a ellos vencieron los lacedemonios a Atenas, y ahora gracias a ellos crece Tebas. Tanto los tebanos como los eleos se vuelven recelosos. Por segundo año los lacedemonios reciben ayuda de Siracusa, y Arquidamo toma Carias, saquea el territorio de Arcadia, y vence a un gran contingente. Los tebanos creen que ganaran la hegemonía en la Hélade poniendo de su lado al rey persa, así que envían una embajada liderada por Pelópidas. Éste consigue que el rey exija que los lacedemonios liberen Mesenia y que los atenienses varen sus naves, pero cuando regresa a su patria sus aliados no desean jurar las cláusulas. Eufrón logra convencer a sus aliados argivos y arcadios para colocarse al frente del gobierno de Sición, donde actúa como un tirano.
  • Fliunte, a pesar de estar acosada por argivos y sicionios, aguanta firme en su alianza. Los arcadios y eleos tratan de tomar la ciudad con la ayuda de unos traidores, pero son rechazados. Al año siguiente lo ataques continúan, y el ateniense Cares, con su ejército mercenario, les ayuda a arrebatar víveres a sus enemigos.
  • Eneas, estratego de los arcadios, marcha a la acrópolis de Sición y reúne a los principales, mandando llamar a los desterrados. Eufrón, atemorizado, se refugia en el puerto y lo entrega a los lacedemonios, asegurando que nunca dejó de serles leal. Tiempo después, perdido también el puerto, Eufrón regresa a la ciudad con un ejército mercenario de atenienses, dominándola salvo la acrópolis, en manos tebanas. Marcha entonces a tratar con Tebas, pero algunos de los desterrados de Sición, enterados de su plan, lo degüellan.
  • Los arcadios y los atenienses firman una alianza mutua. Los corintios, prevenidos, expulsan a los atenienses de todas sus plazas, e inician conversaciones de paz con los tebanos. Los lacedemonios permiten que los aliados que lo deseen abandonen la guerra también. Los eleos toman por sorpresa Lasión, pero los arcadios envían tropas para vencerles y tomar también algunas ciudades acroreas. Llegados a Élide en diversas ocasiones, únicamente logran devastar el territorio gracias en parte a la ayuda prestada por los aqueos a los eleos. Éstos piden ayuda a Esparta, para acosar Arcadia por ambos bandos. Es enviado Arquidamo, que toma Cromno; los arcadios contraatacan y sitian la ciudad. Arquidamo es herido al intentar romper el cerco. Durante las celebraciones de los juegos en Olimpia, los eleos y sus aliados aqueos atacan a los contingentes arcadios, argivos y atenienses. En la Confederación Arcadia se producen disensiones por el uso de los bienes de los santuarios.
  • Los prolacedemonios de las ciudades arcadias, los mantineos, los eleos y los aqueos deducen que los tebanos prefieren un Peloponeso lo más débil posible, para poder someter a toda la Hélade, así que envían embajadores a Atenas y Esparta. Epaminondas parte de Tebas con todos los soldados beocios, eubeos y muchos tesalios. Enterado de que Agesilao está con las tropas en Pelene, se dirigió directamente contra Esparta. Agesilao se le adelanta, pero tiene pocas tropas. Arquidamo logra vencer a la vanguardia de Epaminondas atacando desde una pendiente. Epaminondas regresa a su base de Tegea, y ordena a sus jinetes que tomen provisiones de Mantinea. La caballería ateniense, en inferioridad numérica, detiene a estas tropas para que los mantineos salven sus bienes. De regreso a su patria, Epaminondas ataca a los aliados a la altura de Mantinea. Su ofensiva da resultado y en la batalla parece romper el ala contraria, pero su muerte evita que los suyos puedan aprovecharse de ello. La guerra parece acabar sin ningún vencedor claro, y «en la Hélade hubo aún mayor indecisión y confusión después de la batalla que antes».